El Periódico Aragón

La élite económica y política se prepara para el regreso de Trump

Las encuestas apuntan a una probable victoria del expresiden­te republican­o ante un duelo con Biden La aplastante victoria en los caucus de Iowa acelera su candidatur­a en las presidenci­ales de noviembre

- IDOYA NOAIN NUEVA YORK

Hasta ahora Donald Trump solo ha recibido 56.000 votos dentro del proceso interno del Partido Republican­o para elegir su nominado para las presidenci­ales de noviembre en Estados Unidos pero la victoria aplastante que obtuvo con ellos en los caucus de Iowa ha acelerado la idea de que su candidatur­a es inevitable. En un potencial duelo con Joe Biden, con encuestas y sensacione­s en la mano, muchos ven también probable una victoria del expresiden­te. Y su posible retorno a la Casa Blanca ya plaga las conversaci­ones en los centros de poder económico y político tanto estadounid­enses como mundiales, donde las reacciones van de la normalidad a la preocupaci­ón e incluso al miedo.

La brecha se ha hecho evidente en la reunión del Foro Económico Mundial de Davos. Allí, tanto en discursos y declaracio­nes públicas como en conversaci­ones privadas, las élites económicas estadounid­enses han transmitid­o un mensaje que asume sin aspaviento­s la potencial victoria de Trump.

Una de las que más eco ha tenido es una entrevista que dio al canal económico CNBC Jamie Damon, el consejero delegado del banco JP Morgan Chase. Aunque no predijo directamen­te la victoria del expresiden­te, Damon pidió «dar un paso atrás y ser honestos». Defendió que en su primer mandato el republican­o estuvo «en cierta forma en lo correcto sobre la OTAN, sobre inmigració­n, la economía creció bastante bien y la reforma fiscal funcionó». Y aseguró que «la gente infravalor­a los objetivos políticos de quienes apoyan a Trump como sus logros».

«EEUU VA A ESTAR BIEN» El banquero inicialmen­te había urgido a los donantes a apoyar en la carrera republican­a a Nikki Haley, que mañana tiene una prueba de fuego en Nuevo Hampshire tras haber quedado tercera en Iowa. Y en las montañas suizas predijo que la conversaci­ón negativa que se está lanzando sobre el extremismo del movimiento MAGA, las siglas en inglés del Hacer América Grande de Nuevo que es sinónimo del trumpismo y que el presidente Joe Biden y los demócratas identifica­n como una amenaza a la democracia, «hará daño a la campaña de Biden».

También Sam Altman, el fundador de OpenAI, ha defendido en Davos que «Estados Unidos va a estar bien, no importa lo que pase en estas elecciones». Ese mensaje de comodidad ante una posible segunda presidenci­a de Trump se está instalando en el mundo corporativ­o estadounid­ense, que mira con descontent­o a políticas de Biden y que, más allá de las estridenci­as del primer mandato del republican­o, creen que como entonces repetiría un modelo político que en su mayor parte aplicó un manual republican­o clásico. Y en declaracio­nes desde el anonimato a Politico, un antiguo cargo del Departamen­to del Tesoro de Trump asegura que el mundo empresaria­l «cada vez está más cómodo con la idea de que pueda volver y pueda no ser tan malo como se predice».

En el otro lado del espectro están la preocupaci­ón y directamen­te el miedo que muestran muchos líderes económicos, políticos y diplomátic­os globales ante lo que podría representa­r una segunda prepectiva, sidencia de Trump para, por ejemplo, la guerra de Ucrania, las políticas comerciale­s o la OTAN.

Justin Trudeau, el primer ministro canadiense, ha declarado abiertamen­te que «no fue fácil la primera vez y si hay una segunda no será fácil tampoco». Diplomátic­os internacio­nales en Washington hablan con los medios desde el anonimato «por miedo a represalia­s». Y en Europa son múltiples las voces que, en privado y en público, hacen sonar las alarmas.

«CLARA AMENAZA» La semana pasada Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, habló de la potencial segunda presidenci­a de Trump como «una clara amenaza si se sacan lecciones de la historia y se mira a la forma en que dirigió los primeros cuatro años de su mandato». Y Alexander De Croo, el primer ministro de Bélgica, país con la presidenci­a de turno del Consejo Europeo, aseguró en un discurso: «Si 2024 nos trae de vuelta el América primero Europa estará sola más que nunca. Como europeos no debemos temer esa persdebemo­s aceptarla», afirmó, llamando a Europa a hacerse «más fuerte, más soberana, más autosufici­ente».

Dos de los aspectos de la política exterior que se pueden ver más afectados por una presidenci­a de Trump son la guerra de Ucrania y el compromiso de Estados Unidos con la OTAN, de la que podría intentar sacar a su país. De Ucrania, el expresiden­te ha asegurado que resolvería el conflicto en 24 horas pero sin explicar cómo. En ese caso, debería lidiar con un Congreso, con grandes posibilida­des de seguir dividido, en el que ya se han conseguido vincular cuestiones de política exterior como la ayuda a Kiev con polarizada­s y explosivas cuestiones domésticas como la inmigració­n. Y cualquier retraso en la ayuda militar para Ucrania sería casi imposible de equilibrar por parte de los europeos y daría una ventaja estratégic­a a Vladímir Putin. Según el presidente checo, Petr Pavel, el líder ruso ya ha descartado tener cualquier negociació­n de paz hasta que se conozca el ganador en EEUU.

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MATT ROURKE / AP Donald Trump, candidato presidenci­al republican­o, hace gestos a la multitud en un mitin de campaña en Manchester (Nuevo Hampshire), el pasado sábado.

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