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Dos docentes jubilados y una en activo tienen claro que en la educación debe estar implicada toda la sociedad Bajada de ratios y formación, «reivindicaciones históricas»
La educación ha cambiado enormemente en los últimos años, por eso no se pueden evaluar y comparar los conocimientos de los niños de hoy con los de hace unos años ni los de un país con otro. Y eso es lo que hace el Informe PISA. Es un estudio «basado en la realidad de un país» y, además, «no se puede generalizar, ni hablar de infancia en general», porque la desfavorecida se concentra en la escuela pública, pero PISA analiza toda la educación, también la privada y la concertada. También creen que estas decisiones «no deberían surgir de un examen, que es cuestionable y sesgado».
A esta conclusión llegan tres docentes aragoneses, dos jubilados y una todavía en activo; dos de la escuela Primaria rural y una de Secundaria en Zaragoza. Silvia Sanz da clases de la ESO de Lengua Castellana y Literatura en el CPI El Espartidero y reconoce que «cualquier inversión es necesaria» pero señala que no gusta que sea consecuencia de unos datos que provienen de un examen cuando «los profesores aportamos ideas» para mejorar la educación.
«Las generaciones cambian», señala, y perciben la información de otra manera, «son más visuales», señala Sanz, pero en el aula cuando «haces comentarios de texto en clase también responden», señala.
Alfonso Cortés, que lleva jubilado 7 años, considera que la actual es «la infancia mejor preparada» porque un «niño de hoy en día no tiene nada que ver con el de hace unos años; pero hay que entenderlo».
Gloria García Uriel se jubiló hace 10 años y también tiene claro que «la evolución ha ido a mejor». Puntualiza que quizá, lo que sucede es que «los niños de ahora no saben lo mismo que nosotros». Sin embargo, insiste en que «la comprensión lectora siempre ha estado en los planes de estudios». Esto además se amplió con las bibliotecas en los centros, ya que «si trabajas la lectura también la comprensión» que no solo es «responder a unas preguntas sino también opinar».
Además, esta docente, que dio clase en el colegio Domingo Jiménez Beltrán de Calatorao, da importancia a la escenificación de lecturas, al contar cuentos. Y une la necesidad de la comprensión lectora a las matemáticas, porque sino, «no se pueden entender los
En Ejea
ESO
«Los centros deben ver qué plan necesita cada uno y después se deberían adjudicar los fondos»
problemas» o interpretar un mapa o leer un prospecto médico. «Para que haya comprensión es vital la comunicación», dice Gloria, que estudió Matemáticas y Ciencias pero después se especializó en Lengua.
«Los niños leen», asegura, aunque sean móviles; lo importante es que «puedan luego explicarlo» , señala. Y apostilla, «si lo cuentan es porque lo comprenden». Asegura Silvia Sanz que los docentes llevan años «reclamando menos ratios, más apoyos, menos burocracia y menos horas lectivas para poder preparar las clases». También «profesores para hacer refuerzo» o dividir las aulas o incluso estar dos docentes en una. «Para nosotros no son ideas nuevas, pero ahora, si las hacen, aunque sea por PISA, mucho mejor», señala la docente, que cree que además «se comparan países que nada tienen que ver». Explica además que se pide que se enseñe «pensamiento crítico» pero luego se analiza con un examen.
También Alfonso Cortés, que lleva siete años jubilado (los últimos como maestro en Ejea), considera que la escuela tienen «enormes fortalezas y debilidades». Él es uno, junto a muchos otros, que reivindica «otra escuela, que se adapte a la realidad». Y para eso, el alumno tiene que estar «en el centro», siendo el sistema educativo el que se adapte al niño y no al revés, como hasta ahora. Para lograr esto, toda la comunidad educativa debe estar implicada para que en esa escuela «quepamos todos» y sea realmente inclusiva porque «no debe tener derecho de admisión».
En este sentido, reivindica formar a «niños que sepan», con un saber práctico, pero también formar «buenas personas». Para Cortes, todos los gobiernos implantan planes pero «de arriba a abajo» en lugar de que sean los centros los que vean «qué plan necesita y después se adjudiquen los recursos, que no pueden ser igual para todos».
Considera el maestro que la bajada de ratios, los desdobles, más formación para el docente son medidas «necesarias pero no suficientes», ya que apuesta por «el empoderamiento del profesorado», que sea cada centro el que evalúe su realidad, vea qué es lo que funciona y qué necesita».
Gloria García afirma además que hace unos años la educación obligatoria era hasta los 14 y ahora hasta los 16 pero «todos no pueden llegar a aprender lo obligatorio, para eso están las adaptaciones», que permiten y facilitan el conocimiento de estos alumnos.
gón. En el aspecto personal de las familias, la situación también va a ser mejor a partir de hoy. «Sentimos que podemos destensar un poco y quitarnos de encima la carga de los últimos tiempos», admite Jubert, tras varias semanas encargándose los propios padres de que la vida en el colegio se pareciese lo máximo posible al resto de las escuelas del mundo rural aragonés.
Sin embargo, dejar de lado las tareas no significa que la completa normalidad se instale entre los pupitres de O Chinebro y las familias adelantan que seguirán trabajando para que Caneto se adecúe de pleno al modelo educativo de la comunidad. «Esta reapertura la vemos como algo provisional y no podemos bajar la guardia», señala Jubert, que insiste en que todo lo sucedido en torno a la escuela de esta veintena de chavales «no se puede volver a repetir y no queremos que en unos meses volvamos a estar en una situación parecida a la de las últimas semanas». Los padres aseguran que no estarán «plenamente tranquilos» hasta que la escuela de Caneto no tenga «su propia reinauguración oficial».