El coste de la vida
El coste de la vida es la mayor preocupación de los españoles, según la última encuesta del CIS (17/01/2024). Casi el 60% de los ciudadanos de este país cree que la economía va mal. Poco a poco nos vamos acercando al porcentaje de 2013, que se situaba en el 76%. Algo no funciona en la relación, ingresos y gastos en los consumidores nacionales. No existe confianza acerca de que la situación actual de nuestra economía mejore para la vida de una gran mayoría de ciudadanos. Puede crecer el PIB en 2024, pero este incremento no se va a notar en los bolsillos de los consumidores. Un vistazo a los precios de alimentos, vivienda, combustibles, energía con los que ha dado comienzo el nuevo año, es una continuidad de los que hemos dejado atrás; la vivienda lleva 10 meses reduciendo la contratación de hipotecas. Más de lo mismo, como en la política. Seguimos en la estela del «sálvese el que pueda», debido a que nada cambia, y la tendencia es a empeorar. No existen fórmulas mágicas cortoplacistas, que es lo que quiere cualquier político en el poder. Creo que el problema es mayor al ser Europa el continente que se está quedando atrás, y ello tiene fuerte repercusión en nuestra economía. En 2011, la renta per cápita de Estados Unidos era un 30% superior a la de Europa. En 2023, paso a un 39%. La productividad laboral, el tamaño del mercado y la inversión en capital, son las causas de estas diferencias. Pero, desde Bruselas, siguen haciendo oídos sordos al empeoramiento de las economías nacionales. Alemania y Francia, por ejemplo, han entrado en recesión económica, y son tradicionalmente los países que mueven la actividad europea. La pregunta obvia es ¿qué ha pasado con los fondos europeos? Nos hemos endeudado más de forma mutualizada, pero sin resultados. ¿Veremos resurgir al club europeo, o seguiremos en la estela actual? Al parecer, la guerra de Ucrania, que es la razón argumentada por los políticos europeos de la situación actual, no afecta a la economía norteamericana. Algo nos hemos dejado por el camino, en la transformación socioeconómica del presente siglo. ¿Será la educación?