El Periódico Aragón

El ‘caso Mouriño’ y la asociación con Francés

- Sergio Pérez REDACTOR JEFE DE DEPORTES DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

En Albacete, el día de su debut en el banquillo, Julio Velázquez creyó que el camino para la resurrecci­ón del Real Zaragoza pasaba por una senda que pronto se mostró equivocada y que llevó al equipo al mismo destino que en los partidos previos. Fue tan estruendos­o el bofetón del Carlos Belmonte, con una derrota muy merecida después de un partido sin fútbol ni llegadas y absolutame­nte ramplón, que el nuevo entrenador hizo tabla rasa a partir del siguiente encuentro tras una imprescind­ible reflexión.

Desde el partido del Leganés, el inmediatam­ente posterior a aquel estreno frustrante, Velázquez tomó una nueva vía, que Fran Escribá se marchó sin ni siquiera explorar a pesar de la crisis que le llovió encima y de contar en la plantilla con perfiles aptos para aplicarla. El entrenador empezó a jugar con tres centrales y dos carrileros y desde entonces ya no ha abandonado la propuesta.

Con ese cambio entró en escena otro patrón de juego y una línea formada por Jair en el centro, Francés a su izquierda y Mouriño a su derecha. El uruguayo, que solo había sido titular cuatro veces y había tenido un episodio de mal recuerdo con Escribá el día del Alcorcón, se ha convertido desde entonces en una pieza inamovible del engranaje, decisiva en la mejoría táctica del equipo.

En su formación, Mouriño llegó a jugar en la posición del diez, también de cinco hasta que acabó atrás, como central. Este pasado verano lo firmó el Atlético de Madrid como una apuesta de futuro.

En estas seis jornadas en las que ha sido continuame­nte titular se ha empezado a ver su mejor versión y se ha comprobado que su proyección es alta. Es un jugador rápido, con olfato para ir al corte, capacidad para romper líneas con la conducción, una buena zancada y fuerte por en los balones aéreos. Juega bien la pelota aunque a veces es impreciso. Su físico es privilegia­do y moderno, con una base importante para hacerlo crecer en adelante.

Ahora mismo, Mouriño es indiscutib­le en el Real Zaragoza, una condición que ha alcanzado en estos dos últimos meses. Estos días ha sucedido que el Atlético, propietari­o de su pase y del que está cedido, ha sufrido una plaga de lesiones en la defensa y su nombre ha aparecido ligado a una posible vuelta al Metropolit­ano de manera inmediata. Desde hace año y medio, el Atlético y el Real Zaragoza son como hermanos, incluso más, como un padre y un hijo, una variable fundamenta­l en las dos direccione­s en una ecuación como esta.

Mouriño es, sin duda, un central con importante­s virtudes y destinado a permanecer largo tiempo en Primera. En el otro costado de la línea de tres juega Francés, otro que tal. Un talento natural de la casa que esta temporada ha recuperado su mejor nivel y toda su autoridad. Ahora mismo, el Real Zaragoza tiene un tesoro con esta pareja. Juega en Segunda con dos centrales que harán carrera en Primera en el futuro. Su sociedad funciona. Una unión que al equipo le interesa en grado máximo que no se rompa.

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