Enigmas musicales
El Grupo Enigma, orquesta residente en el Auditorio de Zaragoza, viene haciendo un formidable trabajo en favor de la música clásica contemporánea, demostrando que siguen existiendo y naciendo genios más allá y más acá de Shostakovitch o de Vaugham Williams. En su último concierto, titulado Perversión, el grupo deslumbró con un programa inspirado, entre otros autores, en Von Biber, Bernard Hermann, Andy Warhol y John Adams.
El tema, extremo en su concepto, al encarnar la perversión una deliberada voluntad de mal, una cualidad suya, más que una carencia o defecto del bien, inclinaría en un principio a pensar que la performance de Enigma, al centrarse en los sonidos de la parte más oscura de la naturaleza humana, en el lamento, en la tortura, en el dolor, iba a resultar truculenta, angustiosa, odiosa… Nada más lejos de la realidad. Bajo la batuta de Asier Puga, los sonidos de los violines, las violas, los cellos y los contrabajos, vertebraron vertiginosas armonías, escalas cayendo en cascadas sobre la fértil atención de oyentes esperanzados con descubrir nuevos horizontes acústicos, más que, en mi caso, los presuntos sonidos de la perversión. De hecho, cuando, erróneamente, a mi juicio, el guion incluyó un texto de Jonas Mekas «en defensa de la perversión», sus frases sonaron tan por completo ajenas a la música, y al propio concierto en sí, como si el silencio de los intérpretes nos hubiera arrojado a un lugar en el que no deseábamos estar, y del que solo –como así fue–, podía rescatarnos la música. Esa superioridad de la composición sinfónica sobre la palabra (incluso en su forma más poética), nos hace dudar a muchos sobre la equivalencia de ambos lenguajes. Traducir a términos, conceptos o teorías una sonata o una suite puede ayudar a situar su intencionalidad y contexto, pero en modo alguno a concretar y limitar su infinita gama de emociones, sugerencias y ecos. Los escritores aceptamos esa superioridad. De alguna manera, porque conocemos las debilidades del lenguaje, nos consuela. Sabemos que la música habla directamente al espíritu, mientras nosotros hemos de pasar previamente por la ventanilla de la conciencia. Grupo Enigma anuncia otro concierto el 19 de febrero con obras de y Saunders. Ahí estaremos.
Esa superioridad de la composición sinfónica sobre la palabra nos hace dudar a muchos