Netanyahu mantiene intacta su coalición pese a la presión interna
Mientras no haya ruptura política, la guerra no tiene visos de acabar
Las familias de los rehenes están que trinan; el número de soldados muertos aumenta cada día; en la Casa Blanca crece la frustración con su liderazgo, y en las filas de su gobierno de unidad nacional afloran las disensiones en torno a la estrategia en Gaza. Casi 110 días después de que Binyamín Netanyahu ordenara el inicio de la operación militar para destruir a Hamás por su masacre del 7 de octubre, el suelo vuelve a moverse bajo los pies del primer ministro israelí, pero sin que nada haga presagiar por el momento que la tregua política que le concedió el ataque vaya a romperse. La mayoría de israelís sigue apoyando la ofensiva y su gobierno de unidad nacional se mantiene intacto. Ninguno de sus rivales políticos da indicios de querer saltar del barco y, mientras no lo hagan, la guerra podrá continuar indefinidamente.
Ese es aparentemente el objetivo de Netanyahu, que sigue insistiendo en que la sangría en Gaza no cesará hasta que Israel obtenga la «victoria total» sobre Hamás. No solo porque sus objetivos marcados para la guerra siguen lejos del alcance de sus tropas, sino porque sus múltiples problemas políticos y judiciales podrían precipitarse el día que acabe. Desde la reanudación de las protestas contra su liderazgo, a la posible celebración de elecciones anticipadas o la obligación para declarar en el juicio penal por corrupción que enfrenta. «Se da la extraña circunstancia de que nadie confía en Netanyahu, pero todo el mundo cree en esta guerra», afirma la analista israelí del Crisis Group, Mairav Zonszein. Una encuesta del Israel Democracy Institute dice que solo el 15% de los israelís quiere que el primer ministro se mantenga en el poder cuando callen las bombas. De momento, tampoco sus rivales tienen prisa por romper la coalición, pero cada vez son más visibles las disensiones internas, derivadas de las diferencias de criterio respecto a las prioridades de la contienda.
En el otro lado están aquellos que quieren priorizar la liberación de los cerca de 130 rehenes que siguen en la Franja. Un campo en el que estaría Benny Gantz, el principal rival político de Netanyahu, quien ha visto cómo su apoyo en las encuestas se triplicaba desde su entrada en el gabinete.