La ‘primavera’ de enero provoca ya cancelaciones en el Pirineo
Las altas temperaturas y la poca nieve frenan a los viajeros «Hay más anulaciones que reservas», dicen los empresarios
No está siendo, ni mucho menos, la temporada de esquí que esperaba el sector de la nieve. Si el inicio que se preveía, allá por el puente de la Constitución, ya tuvo que ser pospuesto, la falta de precipitaciones y, sobre todo, las altas temperaturas en el Pirineo aragonés están provocando ya no solo que la afluencia a las pistas y a las zonas turísticas esté por debajo de la media de otros años, sino que se esté produciendo un notable número de cancelaciones.
Así lo aseguran los empresarios de los valles pirenaicos, que reconocen que, en mayor o menor medida, el atípico, aunque cada vez menos, clima de este mes de enero repercute negativamente en la economía. «Está claro que nos está afectando. Las estaciones no están al 100% de kilómetros esquiables y su valor comercial disminuye», indica Luis Terrén, presidente de la Asociación Turística del Valle de Aragón. El empresario destaca la gran labor que están realizando los operarios de las pistas de esquí. «Que estén abiertas nos está salvando. Eso nos permite aguantar y sobrevivir. Si cerraran sí que sería una catástrofe», valora Terrén.
A pesar de ese incesante trabajo por mantener y ampliar los kilómetros esquiables, lo cierto es que el sector se encuentra muy lejos de los números de otras temporadas. «Ahora deberíamos estar a tope y no es el caso», subraya el representante del Valle de Aragón, que mira con cierto optimismo el puente de San Valero, dentro de las circunstancias climatológicas que se están viviendo actualmente: «En los hoteles rondaremos el 60% de ocupación y habrá casi un lleno en las segundas residencias, lo que permitirá a la hostelería trabajar bien».
Más contrariado se muestra José Manuel Ciria, el presidente de la Asociación Turística y Empresarial Valle de Benasque. «Preveía
mos una gran campaña. Iba a ser fuera de serie y quizá la mejor de la historia. Las previsiones de ocupación eran altísimas y fíjate el panorama...», se lamenta el empresario. «El número de cancelaciones está siendo muy importante. Hay más llamadas para anular que para reservar», enfatiza. Tal es la situación que Ciria explica que algunos hoteles estaban al 100% para los próximos días festivos
(«no había ni una cama libre») y ahora cree que se van a tener que conformar con un 60% o un 70% de ocupación, una situación «muy lejos de la esperada y de la soñada».
«Es que con este calor se está perdiendo el ambiente de nieve. Necesitamos precipitaciones y, sobre todo, necesitamos frío. Tal como están las cosas la gente se lo piensa», confiesa. Ante esta circunstancia,
el empresario reconoce que están teniendo que ofrecer «precios más competitivos» para incentivar a los indecisos. «Se está trabajando, pero nada que ver con otros inviernos. No vemos ese ambiente de nieve tan característico», incide Ciria.
Algo más optimistas se muestran desde la comarca del Sobrarbe, ya que la afluencia de viajeros no depende tan directamente de
la nieve. «Es cierto que el esquí arrastra mucho, pero quizá aquí tenemos la suerte de no percibirlo tanto», analiza Paz Agraz, gerente de la Asociación Empresarial y Turística de Sobrarbe. «Aun así sí que estamos registrando menos reservas», puntualiza.
La representante de los empresarios, ante una situación que se repite cada vez con más asiduidad, mira más allá y muestra su resignación. «Yo soy esquiadora y cada vez me estoy mentalizando más. Esto se veía venir», dice la gerente. Ante la falta de nieve, Agraz considera necesario que el sector se sepa adaptar en el futuro. «Si estas temperaturas y este clima persiste en los próximos años deberemos saber aprovechar otros recursos turísticos, que afortunadamente los tenemos», advierte.