La novia del viento

Antonio Nadal

Zaragoza

Veinte niños se llaman Garbi en España, todos viven en Cataluña, de una edad ligeramente superior a los 3 años. 298 hombres y mujeres llevan Garbi en su primer o segundo apellido, sobre todo en Cataluña, algunos en Cantabria y Vizcaya. Garbi es un viento de componente oeste que sopla desde el mar hacia el interior de la costa, cálido y seco. No se sabe si alguien se llama Cierzo, el nombre del viento del valle del Ebro. Del apellido Cierzo sólo he encontrado que deriva de un apodo vinculado al término napolitano cierzo que indicaba roble, pero que ahora se usa para indicar morera oscura, siendo apellido muy raro y es de Campania, región del suroeste de Italia. Cierzo viene del latín cercius. Marco Porcio Catón, que estuvo en Hispania un tiempo a inicios del siglo II a.de C., dijo: «Cuando habla el cercius e hincha sus mejillas es capaz de derribar a un hombre armado o una carreta cargada de heno». Pasear por el puente de piedra los días que sopla fuerte el cierzo es una experiencia emocionante. Por algo se dice que Zaragoza es la novia del cierzo. Recomiendan irónicamente los habitantes de esta ciudad pasear por sus calles con piedras en los bolsillos para que no se les lleve el viento. Cierto es que el viento fuerte durante días puede causar dolores de cabeza, irritabilidad o ansiedad. La parte positiva es que en nuestra ciudad, gracias al cierzo, apenas hay contaminación ambiental. En Zaragoza sopla el viento unos 150 días al año con rachas que pueden alcanzar los 100 kilómetros por hora. Hay novios que se ven menos días al año. Zaragoza es pues la ciudad con más días de viento del país. «El cierzo y la contribución tienen perdido a Aragón».