«Nuestra capacidad es limitada y no podemos arreglarlo todo solos»
El alcalde de La Fueva considera la escuela «necesaria» y pide financiación Los padres de los niños confían en que pronto esté todo «legalizado y reglado»
Parece que, al menos por el momento, la calma ha vuelto a Caneto después de muchas semanas tras la reapertura de su escuela. Aunque las dos casetas de madera que hacen de aulas no llegaron a cerrar, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha permitido que los profesores vuelvan a dar clase a los 21 niños que forman la peculiar escuela.
Sin embargo, el amparo judicial por el cual los alumnos vuelven a disfrutar de sus clases no es más que un parche temporal que necesita más pronto que tarde una solución para que el colegio de Caneto sea legítimo en el largo plazo. Bien lo saben tanto las familias de los niños como las instituciones responsables. Los arquitectos que visitaron las instalaciones dictaron un informe favorable sobre las condiciones de las aulas, pero eso no implica de ninguna manera su validez ante la ley. «Es un proceso mucho más complejo de lo que parece. Estamos esperando órdenes y haciendo lo que podemos», reconoce Jesús Solano, alcalde de La Fueva, municipio al que pertenece Caneto.
El primer escollo que debe de salvar la escuela es el del suelo en el que se levanta. «Ahora mismo ese terreno está considerado como rústico y tiene que pasar a urbano. Tiene condiciones para serlo: agua, desagües, luz solar...pero las normas subsidiarias de Huesca son claras y ahora mismo no lo es», analiza un Solano que confiesa que un ayuntamiento tan pequeño como el suyo no está preparado ni tiene los medios para lidiar con una situación tan complicada: «Nuestra capacidad es limitada y solos no podemos arreglarlo todo».
No obstante, el alcalde de La Fueva no tiene dudas con el camino que se debe seguir. «Vamos a hacer todo lo posible porque esa escuela siga abierta. La educación en Caneto debe ser legal. Es necesaria», afirma tajante el regidor, que reconoce que habrá que esperar para conocer si la fórmula para dar validez a la escuela es subsanando las deficiencias que presenta o, por el contrario, empezar de cero con la construcción de unas aulas nuevas. «Lo que tenemos claro es que en nuestro plan urbano, que estamos empezando a tramitar, ese terreno será urbanizable», incide Solano sobre unos suelos que fueron cedidos por la Confederación Hidrográfica del Ebro para ese fin educativo.
Eso sí, Jesús Solano lamenta todas las trabas burocráticas y legales que va a tener que superar el Ayuntamiento de La Fueva para legitimar la escuela. «Sé que la ley es la ley y hay que cumplirla, pero no entiendo que tengan que tener las mismas normas un colegio de una gran ciudad que uno aquí. Veo mucho más peligroso un paso de cebra en Zaragoza o el tranvía que lo que hay aquí en Caneto», subraya un alcalde que llegó al poder el pasado mayo liderando una agrupación independiente y que confiesa que este conflicto le ha «explotado en la cara». «Yo soy un
novato, he llevado el tema fatal. Poco a poco voy aprendiendo, pero todavía me falta mucho. Esto ha sido un cursillo acelerado», dice entre risas un Solano que lamenta la vez la falta de apoyos al no formar parte de una estructura sólida como es el caso del resto de partidos tradicionales.
INVERSIONES Ligado a ello, el alcalde de La Fueva confiesa su incertidumbre por ver los pasos a seguir en lo referido a la financiación del proyecto, una vez que parece que casi todas las partes han llegado a un consenso sobre el cómo proceder con la escuela de Caneto. «¿Esto quién lo paga?», se pregunta Solano. «A nivel ayuntamiento la inversión que podemos hacer es muy pequeña y nuestros recursos llegan hasta donde llegan. Vamos a necesitar mucha ayuda económica...», asegura.
Sin embargo, Solano se muestra aliviado porque los 21 niños de Caneto hayan podido volver a la normalidad. «Tenía miedo de que los chavales perdieran un curso escolar o esta situación les fuera a perjudicar en un futuro», señala el alcalde. Eso sí, asegura que en ningún momento intentó mediar con los padres para que los chicos asistieran al colegio de Tierrantona como pedía el Gobierno de Aragón. «Ni yo era nadie para intervenir
ahí ni había ninguna posibilidad de que eso saliera adelante. La postura de los padres ha sido muy clara desde el principio y era imposible que cambiara. Tenían claro que salir de Caneto era perder la batalla y no lo iban a hacer en ningún caso», reflexiona.
Precisamente, las familias de los 21 niños de Caneto se muestran aliviadas por haber solventado una situación que parecía camino de enquistarse, aunque también se muestran expectantes por ver cómo se da ahora solución a la parte legal del conflicto. «Estamos satisfechos sobre todo por nuestros hijos. Yo creo que ahora es cuestión de tiempo y esperar...aunque vamos a seguir muy pendientes de cómo avanzan las cosas», afirma Eduard Jubert, el representante de los padres de la escuela altoaragonesa.
Jubert también se muestra preocupado por la financiación necesaria y reconoce que se están informando para optar a subvenciones u otras partidas de dinero. Los padres preferirían que se mantengan las casetas de madera aunque no descartan por completo otras opciones como los barracones como medida temporal con tal de seguir en Caneto: «Confiamos en que en septiembre cuando empiece el curso todo esté legalizado, arreglado y reglado».
«Es más peligroso un paso de cebra en Zaragoza que lo que hay aquí en Caneto»