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Los expertos apuntan al «incalculable» impacto moral de una sentencia que no tiene precedentes
El máximo tribunal de Naciones Unidas pone la pelota en el tejado de Israel y sus aliados occidentales, especialmente EEUU, Alemania y Reino Unido. El veredicto de ayer, en el que el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) ordena a Tel Aviv medidas cautelares para prevenir un genocidio en Gaza, más de 25.000 muertos después, es «histórico» y tiene «un impacto moral incalculable», valora Haizam Amirah Fernández del Real Instituto Elcano, porque es la primera vez que se se exige algo así a un Estado como Israel. No exige un alto el fuego, entre otras cosas porque Hamás no es un estado y no es razonable esperar un cese unilateral de hostilidades, explica Anthony Dworkin, del think tank European Council of Foreign Relations.
Tras la demanda por genocidio presentada por Sudáfrica, el tribunal de la ONU exige a Israel medidas para «asegurarse con efecto inmediato de que sus militares no cometan ningún acto» prohibido por la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Se prohíbe la destrucción de parte o todo un grupo o la creación de condiciones que hagan imposible la vida. El TIJ ordena también «adoptar medidas inmediatas y efectivas» para permitir el acceso de la asistencia humanitaria a Gaza. Y que Tel Aviv «castigue» cualquier incitación al genocidio de los civiles palestinos, en referencia a las declaraciones de los máximos líderes israelís, desde el presidente Isaac Herzog al ministro de Defensa Yoav Galant.
«Creo que este veredicto de cautelares era el máximo que podía esperar conseguir Sudáfrica», opina Dworkin en conversación telefónica
desde Londres. «Y no solo les dan todo lo que les podían dar, sino que lo han hecho en términos duros, hablando de situación devastadora remarcando la urgencia y el grave riesgo, o con la presidenta del tribunal leyendo en voz alta las citas de los líderes israelíes que llevó Sudáfrica como prueba de presunta intención genocida».
Medidas provisionales
Para el analista, aunque no le haya pedido alto el fuego a Israel, el Tribunal sí ha reconocido la existencia de una controversia entre estados sobre la destrucción masiva en Gaza, las muertes de civiles, los desplazamientos forzosos y la crisis alimentaria. «Han aceptado que hacían falta medidas provisionales ante el riesgo inminente de daño irreparable a los palestinos», alega. «¿Cuántas veces el Tribunal dice que hay indicios de que puede haber actos genocidas para países como
Israel?», añade Amirah Fernández. Ahora es esperable que algún país lleve la petición de cautelares ordenada por el TIJ al Consejo de Seguridad, el «órgano ejecutivo» de Naciones Unidas, pidiendo a Israel que cumpla con las medidas preventivas. Si EEUU o el Reino Unido lo vetan, irá a la Asamblea General. Su previsible aprobación dará más fuerza al veredicto y obligará a los países a retratarse. ¿Se opondrán a la decisión del Tribunal?
El Gobierno de España «celebra» la decisión del Tribunal «que ha ordenado varias de las medidas provisionales solicitadas por Sudáfrica en relación con la crisis de Gaza». España se ve así reivindicada en la posición controvertida que expresó el Ejecutivo desde el primer momento: la de advertir de que hay indicios serios de que el Ejército israelí no está respetando las normas de la guerra y el resto de la legislación internacional.