El Periódico Aragón

El campo «se desespera» por la tardanza de los créditos blandos

Las ayudas para la sequía no llegan hasta los agricultor­es o lo hacen demasiado tarde Los jóvenes critican que el apoyo financiero recae antes en aquellos que tienen más

- SERGIO H. VALGAÑÓN ZARAGOZA

Los créditos blandos para el campo aragonés ya generaron polémica en su anuncio por el consejero de Agricultur­a y Ganadería, Ángel Samper. La ausencia de ayudas directas en mitad de una de las peores épocas para el sector primario en la comunidad fue criticada por gran parte de las organizaci­ones y los profesiona­les, que esperaban más por parte del Ejecutivo autonómico. La tardanza en la aprobación de los créditos y los impediment­os a muchos agricultor­es, sobre todo los más jóvenes, es la última piedra en el tormentoso camino del campo aragonés.

La línea anunciada por Samper en septiembre financiaba un 20% (15% por el Gobierno central y 5% por la comunidad autónoma) de unos créditos máximos de 100.000 euros. En sus balances del último año, marcado por la sequía y por la inflación, las organizaci­ones agrarias ya denunciaro­n las complicaci­ones que muchos agricultor­es estaban encontrand­o para aprobar sus créditos blandos. Los propios sindicatos agrarios exigieron ayudas directas para evitar que los posibles créditos financiero­s se pudieran convertir en «una carga mayor» en el futuro a corto plazo de los trabajador­es del sector primario en la comunidad.

José Antonio Miguel es agricultor en la comarca Campo de Daroca. «Trabajo mucha tierra, pero no tanta es propia», explica este agricultor, miembro de la Ejecutiva de UAGA, que afirma que le han rechazado «hasta en tres ocasiones» por parte de las entidades bancarias el crédito solicitado. Hace solo unos días, tras mucho pelar, consiguió recibir esta ayuda económica.

«He ido acumulando el aval que tenía», cuenta Miguel, que afirma rotundamen­te que otros agricultor­es no tendrán, por condicione­s, la oportunida­d que sí tuvo él: «Yo he tenido que poner como avalistas a mi mujer y a mi hermano». El propio agricultor aclara: «No todos tenemos a alguien al lado que nos pueda firmar

«El apoyo económico va a la gente que más tiene en vez de a los que vamos a invertir en agricultur­a»

un aval por cantidades tan importante­s». Este agricultor aragonés cuenta que iba a pedir el crédito para pagar las semillas con las que sembrar de cara a la próxima temporada. «Quería esta ayuda para este objetivo pero me ha llegado antes de sembrar, la necesitaba para eso», lamenta Miguel, que se ha encontrado en las entidades bancarias el mismo problema: «Ellos mismos te lo admiten, porque afirman que está habiendo un aluvión de agricultor­es que se están quedando sin recibir el crédito».

La situación se agrava cuando se estudia el perfil de aquellos que no reúnen las condicione­s que exigen los bancos para prestar el dinero. «Conozco a muchos que han estado en la misma tesitura que yo y muchos son jóvenes», detalla Miguel, que critica que para recibir esta ayuda «hay que tener bastante patrimonio y solvencia». Algo que, como es evidente, le falta a aquellos que llevan poco tiem

po en el sector. Si no cambian las condicione­s, «el crédito así no sirve para nada y se está dando una ayuda a gente que está en mejor situación y que no necesita ese apoyo». Para los que sí precisan de ese empujón financiero, la cuestión consiste en «buscarte la vida para conseguir algo con lo que avalarte».

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PRIMERIZOS Uno de esos jóvenes que por fin ha recibido el crédito es Alberto Lanao, de 27 años y con tres en el sector. «La primera y única respuesta que me dieron fue que tenía falta de solvencia», denuncia Lanao, que entre sus avales incluyó naves industrial­es, almacenes o campos, entre otras materias. «El mismo director del banco me dijo que no entendía por qué me negaban la ayuda», relata este joven agricultor, que critica que a su padre, de 64 años, le avalaron a la primera: «A mí me pidieron el IVA, la declaració­n de clientes y proveedore­s... muchas cosas para recibir lo mismo».

El problema con los créditos blandos, tanto el rechazo como la notable tardanza, es tema de conversaci­ón habitual entre el grupo de jóvenes agricultor­es al que pertenece Lanao. «Estamos un grupo a los que no nos dan los préstamos y luego están nuestros padres, que por edad sí tienen propiedade­s, a los que sí les llega esta ayuda». La denuncia que lanza Lanao es clara: «Se está ayudando a los que ya tienen y a los que están en una buena posición pero que por edad

ya no van a invertir más en el sector».

Saeca (Sociedad Anónima Estatal de Caución Agraria) es la responsabl­e de aceptar estas líneas de crédito para los agricultor­es y los jóvenes denuncian que se fijan «en gente con inmuebles, con muchas propiedade­s, entonces es algo muy sencillo para la entidad que se encarga de dar el crédito». La puntilla, aunque menos importante según afirma la gente afectada, es que en muchas ocasiones la ayuda que se da está «muy por debajo» de la solicitada. Explica Lanao: «Yo pedí el crédito porque tengo que abonar y la ayuda le ha llegado antes a gente que no va a invertir en el campo».

Otro de esos jóvenes que ha conseguido una ayuda menor de la esperada es Marcos Periz, al que le concediero­n el 35% de lo solicitado. «Cuando estás empezando es cuando más lo necesitas», afirma este treintañer­o, que confirma que en su banco le señalaron que «mi ayuda era limitada porque yo tenía poco patrimonio».

«Es un impulso importante, sobre todo en estos tiempos malos por la sequía», relata Periz, que critica que «se está ayudando a gente que tiene una mejor posición». «Se han fijado mucho en el patrimonio, por encima de la capacidad de devolución que tengas», completa este joven agricultor incorporad­o en 2019, que resume el problema en una frase: «Se está dando al que tiene más en vez de al que más lo necesita».

 ?? EL PERIÓDICO ?? Un campo de cebada en la comarca Campo de Daroca, al inicio de la pasada campaña.
EL PERIÓDICO Un campo de cebada en la comarca Campo de Daroca, al inicio de la pasada campaña.

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