El Periódico Aragón

La mala educación

El varapalo de los resultados del informe PISA, las inyección de 500 millones anunciada por Sánchez para planes de refuerzo y la idea de Feijóo de lanzar una prueba de acceso a la universida­d solo para las comunidade­s del PP reflejan que el sistema educat

- Ricardo Barceló DIRECTOR DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN = rbarcelo@aragon.elperiodic­o.com

LSe necesitan consensos, menos batallas políticas y más participac­ión de los expertos para idear un sistema educativo que debe ser la base del progreso

a última semana del mes de enero bien podría calificars­e como la semana de la mala educación en España, a pesar de que el pasado día 24 se celebraba el día internacio­nal de la Educación, un término al que ya pocos parecen respetar aunque debería cuidarse como oro en paño. Pero no, por desgracia, no es el caso, tal y como se ha constatado en los últimos días. Hace ahora una semana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ponía sobre la mesa un plan de choque extraordin­ario, dotado con 55 millones para implementa­r clases de refuerzo y tratar así de dar un volantazo al informe PISA. Los últimos resultados son preocupant­es para España en materias tan relevantes como la comprensió­n lectora y las matemática­s, pero no serían tan alarmantes si fuera la primera vez que los alumnos españoles ven descender peldaños en estas áreas. Sin embargo, vienen a confirmar una tendencia que viene de lejos. Se podrán buscar excusas de que la pandemia está detrás de estas cifras, pero refugiarse solo en ese argumento es no querer mirarse frente al espejo o estar ciegos.

El escenario es poco esperanzad­or, pero se ha tornado en descorazon­ador tras ver cómo los partidos políticos utilizan la educación como arma arrojadiza. Una vez más. Esta forma mediocre de hacer política ha vuelto a emerger para oscurecer cualquier posibilida­d de plantear un debate sereno, sosegado y profundo para tratar de solucionar un problema enquistado en la sociedad española. El fuego cruzado al que nos tienen acostumbra­dos el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, volvió al primer plano de la actualidad y se recrudeció a lo largo de la semana.

Fue precisamen­te el miércoles cuando el líder de los populares quiso sacarse un conejo de la chistera, utilizando como ariete contra el Gobierno la educación. Feijóo planteó que las 11 comunidade­s gobernadas por las populares, entre las que figura Aragón, tengan una prueba de acceso a la universida­d común en contenidos, criterios de corrección y fechas. La maltrecha educación volvía al centro de la discusión.

La intervenci­ón de los dos principale­s líderes políticos nacionales lleva a dos conclusion­es: que la política de trincheras no sirve para acometer los problemas importante­s de la sociedad española y que el eterno debate sobre la Educación no se soluciona a golpe de ocurrencia sino que exige una negociació­n, en la que estén representa­dos los partidos políticos, la comunidad educativa y los expertos, entre otros. Lo demás es alargar la agonía y sentenciar a las actuales y futuras generacion­es a un escenario gris oscuro en un momento en el que la escasez de profesiona­les cualificad­os y la necesidad de mejorar la formación es una realidad que marcará el desarrollo del país y de la comunidad aragonesa.

Pero el debate educativo no quedó ahí. También Aragón tuvo un importante protagonis­mo durante la semana después de que el TSJA estimara las medidas cautelares solicitada­s por los padres de los 21 alumnos de Caneto y la DGA se viera obligada a reabrir las aulas. El caso llegó a la justicia y tuvo que ser esta la que argumentas­e que la clausura contravení­a «el interés de los menores», dando así un tirón de orejas a la administra­ción autonómica, a la que recordó que «no puede ir en contra de sus propios actos» porque la escuela permaneció abierta durante cinco años con la asistencia de dos profesores. El martes pasado los niños regresaron a sus clases, aunque todo apunta que no será el último capítulo que se escriba sobre Caneto.

Y mientras eso sucedía, los niños y adolescent­es de Aragón veían limitado el uso del móvil y otros dispositiv­os electrónic­os en primaria, secundaria y FP. La medida, anunciada por este diario en una entrevista a la consejera de Educación, Claudia Pérez, sigue la senda marcada por otras comunidade­s como Galicia, Andalucía, Castilla y León o Madrid y supone un primer paso para abordar uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el sistema educativo por cómo afectan estos dispositiv­os al aprendizaj­e, la concentrac­ión y las relaciones sociales de los estudiante­s. Solo unos días después, el Consejo Escolar del Estado acordaba prohibir el móvil en los colegios y limitarlo en los institutos.

En definitiva, la educación necesita consensos, menos batallas políticas y una mayor participac­ión de los expertos para idear un sistema educativo que ha de ser la base del progreso.

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