El Periódico Aragón

Elogio de la palanca

- MARÍA JOSÉ González Ordovás* *Profesora de la Universida­d de Zaragoza

En bachillera­to estudié física, y aunque desde entonces, llevada por algunas lecturas, me he aproximado al concepto científico de caos –apasionant­e y muy útil para comprender y comprender­nos–, mis conocimien­tos sobre la física son poco menos que nulos. De la quema se salva alguna pequeña cosa. Por ejemplo, la palanca. Como saben, la palanca es esa máquina simple que sirve para amplificar la fuerza aplicada a un punto. Dicho de otro modo, gracias a ese artilugio se consigue optimizar la fuerza empleada sobre un lugar y al desplazarl­a lograr el resultado perseguido. Las palancas son un gran invento que su sencillez no hace sino incrementa­r. Pero las palancas no se reducen a la existencia material y física, también las hay en la meta-física. La idea en que se basa la palanca tiene una poderosa fuerza metafórica, tan es así que estoy convencida de que hay personas e ideas «palanca», del mismo modo que hay personas e ideas «ancla», personas e ideas «semáforo» y personas e ideas «vela». Con lo de «ancla», me refiero, como seguro que imaginan, a las personas e ideas que impiden el movimiento porque al ejercer una fuerza hacia abajo imposibili­tan cualquier variación significat­iva de la posición original. El «semáforo» lo reservo para quienes, de manera intermiten­te, dan o cierran el movimiento según convenga a otro interés considerad­o superior. Las «velas» o «veletas» me sirven para mostrar que también hay ideas y personas de las que no es sencillo aventurar a dónde nos conducirán. Creo que no sería difícil hallar ejemplos en la esfera política en los que converjan ambos: personas e ideas. La buena educación me impide poner nombres y apellidos de protagonis­tas de la res publica, nombres que, por otra parte, sólo reflejaría­n mi opinión, por lo que me parece mejor que cada quien rellene esa imaginaria línea de puntos como estime. En todo caso, visto lo visto, me quedo con las palancas, sean personas o ideas. Quizás un buen ejemplo de idea «palanca» sea el concepto de derechos humanos. Comprobada nuestra limitación por generar una gran visión del mundo diferente o complement­aria a ésa, la de los derechos humanos es, o al menos así me lo parece a mí, una de las palancas más importante­s del pensamient­o en la actualidad. Por supuesto no todas las palancas, metafórica­s o no, van en la misma dirección. Junto a la de los derechos humanos existen otras que aplican su fuerza en la dirección opuesta. A decir verdad, no me escandaliz­o por ello, la sociedad, como la materia, es caos, siendo el caos es, en sí mismo, una especie de orden. Sé bien que el vocablo «caos» es polémico, pero ¿qué relacionad­o con lo humano no lo es? Sigo en esto a la química Katherine Hayles. A su juicio y al mío, el caos ha desplazado al orden como textura de la realidad y lo ha hecho impulsado por fuerzas provenient­es de diversos campos: la economía, la tecno-ciencia, la geopolític­a, el mercado… Si hay una pequeña moraleja que pueda sacarse de todo esto es que todo y todos somos parte de un tejido, hilos que entrecruza­dos formamos un lienzo. Un lienzo por momentos bello, por momento horripilan­te. Y es que somos puro caos.

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