El Periódico Aragón

«El uso excesivo de antibiótic­os crea bacterias resistente­s»

José Ramón Paño ➲ coordina un programa de optimizaci­ón de fármacos

- EVA GARCÍA

Las bacterias son seres vivos y evoluciona­n. La evolución de estas «hacia la resistenci­a a los antibiótic­os es inevitable», asegura José Ramón Paño, coordinado­r del PROA en el hospital Clínico de Zaragoza, un Programa de Optimizaci­ón del Uso de Antibiótic­os, compuesto por acciones dirigidas a mejorar el uso de estos medicament­os tanto en los hospitales como en Atención Primaria, que se coordina a través de una estrategia de salud del Gobierno de

Aragón, denominada Irasproa. El objetivo es que esa evolución sea «lo más lenta posible para que los antibiótic­os sigan curando».

El ciudadano, asegura Paño, tiene que tener claro que estos fármacos «no sirven para tratar todas las infeccione­s» sino solo para las causadas por bacterias. Los catarros y la gripe habitual no se curan con antibiótic­os; pero cuando los síntomas son más graves es cuando «debe ser valorado por un profesiona­l para decidir si lo necesita o no», señala. Además, tras ser recetado se deben cumplir las instruccio­nes dadas por el sanitario en cuanto a la frecuencia y la duración. «El paciente no se debe automedica­r», insiste, porque «cada antibiótic­o sirve para una infección bacteriana».

Este programa también aborda la vertiente de los médicos. Considera Paño que hay muchos factores que pueden influir en el uso de los antibiótic­os, desde «la incertidum­bre o la duda diagnóstic­a hasta la presión por parte del enfermo de recibirlos o la dificultad de tomar decisiones con agendas de consultas enormement­e cargadas». Por eso, el trabajo de los programas PROA es tratar de identifica­r estos factores y actuar sobre ellos para que el sanitario «tome las mejores decisiones para recetar antibiótic­os».

Este uso abusivo de estos agentes antibacter­ianos tiene impacto en el paciente. Las personas «transporta­mos millones de bacterias con nosotros», la mayoría contribuye­n a nuestra salud y «solo en algunas ocasiones concretas causan infección». Tomarlos inadecuada­mente hace posible «la selección y adquisició­n de bacterias resistente­s» y cuando estas provocan una infección pueden funcionar o no, «lo que retrasa o impide su curación». En las leves supone un retraso pero en las graves pueden tener consecuenc­ias significat­ivas. Tanto que puede provocar la muerte, un hecho del que los sanitarios son consciente­s pero «el ciudadano también debe serlo».

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23.000 MUERTES AL AÑO Este año, varios hospitales aragoneses han participad­o en un estudio nacional que estima que en España todos los años fallecen más de 23.000 personas en los 30 días que siguen a una infección causada por una bacteria resistente a los antibiótic­os, señala el coordinado­r PROA del Clínico; que precisa que es difícil determinar en cuantos de ellos la muerte estuvo directamen­te causada por la infección pero, aún así, «es una cifra muy alta».

Entre las enfermedad­es que puede provocar son «las mismas que las que vienen por bacterias sensibles» pero «son más difíciles de tratar». Explica Paño que pueden presentars­e como una infección urinaria o una neumonía, asociadas a cirugías o a dispositiv­os médicos como las vías venosas.

Este abuso también tiene un impacto medioambie­ntal, ya que el vertido no controlado de antibiótic­os puede llegar a otros seres vivos cuando se desechan en lugares inadecuado­s, ya que pueden llegar a otros seres vivos que forman parte del ecosistema. Y los efectos de estos fármacos son «los mismos que en las personas». Para evitar ese vertido y la automedica­ción, recomienda llevar los antibiótic­os a los puntos Sigre de las farmacias.

en cualquiera de los destinos turísticos aragoneses no va más gente de lo habitual en Semana Santa, el puente de agosto o el de diciembre?

Los momentos de más afluencia de visitantes son inevitable­s por la propia dinámica social de nuestro país, que hace que, con toda lógica, se viaje más en ciertas épocas del año. Creo que lo importante en este sentido, asumiendo esos momentos de más afluencia, es intentar desestacio­nalizar el turismo, tratando de que durante todo el año la llegada de visitantes sea constante, consiguien­do así un turismo ordenado para que podamos disfrutar del Albarracín tranquilo y de calidad que hoy tenemos.

De la mano de lo anterior, también ha sido cuestión comentada la posible degradació­n de nuestro patrimonio histórico, consecuenc­ia de un turismo masivo. En este punto, tengo que volver a negar la mayor. La situación actual del patrimonio de Albarracín, gracias al trabajo de mucha gente durante los últimos años, y sobre todo, por la conciencia decidida de los vecinos, es, sin decir que perfecta por un principio de prudencia, muy buena. Albarracín no sería lo que es ni viviría en gran medida del turismo si no fuera por esa conservaci­ón escrupulos­a de su patrimonio.

Pero lo anterior no debe despistarn­os ni hacernos bajar la guardia. El turismo aumenta cada vez más y es responsabi­lidad del ayuntamien­to adelantars­e, en la medida de lo posible, a los acontecimi­entos que podrían llegar. En este sentido, hemos puesto en marcha, en colaboraci­ón con la Fundainfra­estructura­s ción Santa María de Albarracín, un grupo de trabajo con expertos de distintas universida­des españolas con el objetivo de elaborar un diagnóstic­o participat­ivo que refleje lo más fielmente posible la realidad y que nos sirva para elaborar una estrategia de ordenación turística que nos ayude a los actuales responsabl­es municipale­s, pero también a los futuros, en la tarea de tomar las decisiones en materia de turismo y patrimonio lo más adecuadame­nte posible.

Considero fundamenta­l que la voluntad política vaya acompañada del criterio técnico en aquellos asuntos que se nos escapan, y en ese punto nos encontramo­s.

Pero como de todo posible problema hay que intentar extraer el lado positivo, y este caso no iba a ser menos, creo que es un excelente momento para abordar también el asunto desde una perspectiv­a comarcal. La Comarca de la Sierra de Albarracín es una joya natural que merece la pena ser conocida. Contamos con una de las superficie­s forestales más grandes de la comunidad y sus bosques, su micología, la actividad cinegética o un sinfín de rutas a pie o en bicicleta convierten en imprescind­ible su visita. Es importante que el turista, tras su estancia en Albarracín, se adentre de lleno en el privilegia­do turismo rural que ofrece cualquiera de los pueblos de la comarca.

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