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Los 22 goles encajados son la tercera mejor marca de la historia La solvencia atrás sujeta a un equipo romo en ataque
Echar el candado en la portería viene siendo una obsesión para todo entrenador que se siente en el banquillo del Real Zaragoza. La seguridad defensiva y encajar poco han presidido el discurso de los últimos técnicos de un equipo tan solvente en retaguardia como frágil en una faceta ofensiva que siempre ha acaparado menos atención para los preparadores. Y, de nuevo, los grandes números defensivos del cuadro aragonés no le dan para situarse en lo alto de la clasificación. Esos sempiternos problemas en ataque vuelven a ser ese lastre que arrastra hacia la zona de nadie.
De hecho, los 22 goles encajados hasta ahora por el Zaragoza igualan la marca del curso pasado a estas alturas para convertirse en el tercer mejor registro defensivo en toda la historia del club. Solo en la campaña 20022003, cuando se habían recibido 20 tantos en las 24 primeras jornadas, y en la 71-72 (21) se recogió el balón de la red en menos ocasiones a estas alturas del campeonato. Las dos veces, con el equipo en Segunda, se acabó ascendiendo a Primera, algo que, sin embargo, estuvo lejos de suceder el curso pasado.
Así que el cerrojo, de momento, es insuficiente. El equipo aragonés se mantiene entre los cinco menos goleados de la categoría después de que la llegada de Edgar Badía haya sepultado las dudas en una portería herida como consecuencia de la ausencia de un Cristian Álvarez masacrado por unas lesiones que le han permitido defender el marco blanquillo solo en diez ocasiones durante la temporada. Ni Poussin ni Rebollo han logrado reducir la alargada sombra del argentino pero Badía, que ha dejado la portería a cero en dos de sus tres partidos como zaragocista, ha cubierto el hueco.
En los ocho encuentros disputados desde que Velázquez tomó las riendas, el Zaragoza ha mantenido el cerrojo en su portería en tres de ellos (en La Romareda frente a Leganés y Andorra y el pasado sábado en Alcorcón), mientras que solo el Levante (2-2) ha sido capaz de marcar más de un gol a los aragoneses.
Así que ese objetivo fundamental de rescatar la solvencia en retaguardia parece cumplido. La instauración, por parte del técnico pucelano (salmantino de nacimiento), de un sistema edificado sobre tres centrales respondería, asimismo, a ese cometido, tradicionalmente considerado como requisito clave para aspirar a algo más que a esquivar el peligro.
Sin embargo, el Zaragoza sigue adoleciendo de un agudo problema ofensivo. Su relación con el gol lleva años enquistada, como lo demuestra que en ninguna de las tres últimas temporadas ha sido capaz de anotar más de un tanto por partido, justo le media que registra en la actualidad (24 dianas en otras tantas jornadas).
El curso pasado lo acabó con 40 tantos en su casillero, uno más que los que había conseguido el anterior ejercicio y tres más de los acumulados en la 2021. En todas esas temporadas, la lucha fue para escapar cuanto antes del peligro del descenso a Primera RFEF.
En la 2002-03 (20 goles encajados) y en la 71-72 (21) se acabó subiendo, pero no el curso pasado (22)