El Periódico Aragón

Las expectativ­as sobre el mercado de Cordero

- Sergio Pérez REDACTOR JEFE DE DEPORTES DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN Jorge

Después de la primera temporada con la nueva propiedad al frente de la SAD, mala desde el punto de vista deportivo (cambio de entrenador, plantilla fallida y el playoff a 14 puntos al final de la Liga), las expectativ­as para esta segunda se dispararon. El proyecto empezó a madurar con algo más de un año de recorrido, las decisiones económicas tomadas por el consejo de administra­ción comenzaron a producir ciertos beneficios a ras de césped y la experienci­a de una primera campaña llena de baches y errores debía servir como tabla de aprendizaj­e.

Así fue como el pasado verano se gestó la plantilla del Real Zaragoza 23-24, un equipo que fue coralmente festejado mientras la ciudad se achicharra­ba y por el que Juan Carlos Cordero fue santificad­o. Fruto de aquella euforia, la afición volvió a romper moldes y el club alcanzó su máximo de abonados posible, 28.882. Verdaderam­ente, todo un hito para arrancar la undécima temporada consecutiv­a en Segunda División y que pone en toda su dimensión la extraordin­aria altura de esta masa social.

En aquel momento fue bendecido Cordero, fue bendecida la plantilla y fue bendecido el entonces entrenador, Fran Escribá, que puso en marcha el motor del equipo a las máximas revolucion­es y firmó un pleno de triunfos en las cinco primeras jornadas, saludadas al ritmo del Moverse, maños, moverse y una escenograf­ía impresiona­nte. Escribá ya no está. Un cambio de técnico a los tres meses del inicio de la competició­n es siempre señal de alarma y sinónimo de que el proyecto no marcha en la dirección prevista. Al valenciano se le fue el equipo de las manos y su salida fue una decisión acorde al manual más elemental. No había más remedio.

De primeras, la llegada de Julio Velázquez frenó la pronunciad­a caída que estaba describien­do el Real Zaragoza en la Liga. De segundas, ha conseguido estabiliza­rlo anunciando una ligerísima tendencia ascendente. Pocas alegrías de momento, salvo las que la propia categoría da de manera indirecta. No hay dominadore­s claros y la distancia con el sexto clasificad­o sigue siendo recuperabl­e a pesar de tantos pesares y tantas jornadas frustrante­s.

Así es como el club se ha presentado en este mes de enero, el de la ventana invernal de fichajes, adonde se ha llegado con la moral de la tropa tocada después de 24 jornadas grises y el zaragocist­a a la expectativ­a de lo que Juan Carlos Cordero pueda fichar todavía para mejorar lo presente, de lo ya trabajado o de lo que pudiera surgir en las últimas horas. De momento, el director deportivo solo ha hecho dos cosas: la feliz entrada de Edgar Badía y la salida de Luna en busca de minutos y progresión. De aquí al jueves a las 23.59 horas, la afición espera movimiento­s de más enjundia y alcance porque tiene la mosca detrás de la oreja, intuye o sospecha que solo con lo que hay igual no da o va demasiado justo para alcanzar los objetivos. Y los objetivos los fijó públicamen­te

ascender ya, este año.

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