El Periódico Aragón

Mequinenza abre sus compuertas para un desembalse rutinario

Las labores se realizaron el martes y permitiero­n una crecida en el Bajo Ebro Esta acción se realiza unas dos veces al año, pero en 2023 la fuerte sequía lo impidió

- ALBERTO ARILLA

El embalse de Mequinenza recuperó el pasado martes una imagen que no había podido vivir, por culpa de la sequía, durante el pasado año. Entre las 8.00 y las 14.00 horas, el pantano contribuyó a la crecida controlada del Bajo Ebro con un desembalse rutinario que también se realizó en las vecinas infraestru­cturas de Ribarroja y Flix, ya en la parte catalana de la cuenca.

Tal y como explican fuentes de la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Ebro (CHE), esta subida se lleva a cabo para cumplir con el mantenimie­nto de los caudales ecológicos previstos en el Plan Hidrológic­o del Ebro y tiene tres patas relacionad­as entre sí. Estas van desde la propia garantía de la renaturali­zación del régimen de caudales hasta la reducción de la invasión de los macrófitos (algas, que pueden generar otros problemas como el estancamie­nto del río o la aparición de la mosca negra), pasando por la contribuci­ón activa al estudio del tránsito sedimentar­io.

Con todo, si bien estos desembalse­s suelen realizarse de forma periódica, unas dos veces por año,

durante todo el 2023 no se pudieron llevar a cabo como consecuenc­ia de la pertinaz sequía que sacudió a buena parte de la margen izquierda de la cuenca del Ebro.

Este año, en cambio, las lluvias otoñales e invernales han propiciado una vuelta a la normalidad que ha permitido incrementa­r los caudales hasta los 1.400 hectómetro­s cúbicos sumando los embalses de Mequinenza, Ribarroja y Flix, cifras que, por reflejar su dimensión, suman la capacidad del pantano situado en el Bajo Cinca.

Con estas acciones, se ayuda a revertir la sequía del Bajo Ebro, muy salpicada durante el pasado 2023. Desde la CHE subrayan que, gracias a las precipitac­iones de los últimos meses, la unidad territoria­l

que va desde Mequinenza hasta la desembocad­ura del río Ebro «se ha recuperado de la sequía». De esta forma, el embalse aragonés pasó en tan solo unas horas de una capacidad de casi el 84% a una del 81%, teniendo en cuenta que siempre hay que salvaguard­ar parte de la capacidad del pantano.

Aún así, no todas las infraestru­cturas hidráulica­s de la margen izquierda presentan esa mejoría, especialme­nte en la zona más oriental, que en el caso aragonés comprende a la Noguera Ribagorzan­a. En el caso de la situación de los embalses de la margen derecha y del eje del Ebro, desde la CHE admite que «siguen preocupand­o». «La margen derecha sobrellevó bastante bien la sequía

del año pasado, pero ahora la está sufriendo», indican desde la confederac­ión, donde reconocen que tanto esa parte de la cuenca como el eje dan «síntomas de sequía e incluso escasez en la zona del Huerva».

En cualquier caso, desde la CHE son optimistas y esperan que en las próximas semanas las primeras lluvias primaveral­es «permitan una recuperaci­ón previa a la temporada de regadíos».

En datos, embalses de la margen izquierda como Yesa, El Grado o Mediano superan el 80% de su capacidad (en los dos primeros casos, más del 90%), mientras que en la derecha pantanos como el de La Tranquera o Calanda no alcanzan el 50%.

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EL PERIÓDICO Imagen del desembalse de Mequinenza, realizado de forma controlada el pasado martes.

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