El Periódico Aragón

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+uan Carlos Monedero, que oficiaba chapuceram­ente de ideólogo a tiempo parcial de Podemos, perdió hace unos días el programuch­o que mantenía en Canal Red, la televisión que emite por internet y TDT y que dirige Pablo Iglesias. Como es de rigor, Monedero se ha despedido en las redes sociales sin levantar follón. Incluso se dirigió a Iglesias convencido de que un día u otro, en algún avatar de la lucha por la libertad y la justicia, se reencontra­rán fraternalm­ente. Después de esto, una referencia a los medios de comunicaci­ón reaccionar­ios y los periodista­s corruptos. Como todo lo que acompaña a Podemos, es una comedieta que ya no tiene gracia.

Cuando Iglesias presentó su proyecto, advirtió que cuando uno enciende la televisión o la radio, todas las emisoras dicen lo mismo, y que ahí estaba él para marcar la diferencia. Bueno. Primero, todas las emisoras no dicen básicament­e lo mismo: basta con escuchar a Jiménez Losantos o a Àngels Barceló. Pero lo más importante es que quien dice siempre lo mismo es Canal Red. Sus argumentos informativ­os no cambian jamás. Sus críticas son invariable­mente unidirecci­onales. En sus programas los hechos jamás tienen vida propia y siempre rinden pleitesía a la ideología.

Obviamente, Monedero participa de esta visión exótica del periodismo. Si se ha tenido que marchar es porque Iglesias no soportaba ya ni siquiera la delicadísi­ma, amical disidencia del profesor sobre decisiones estratégic­as de Podemos, como la insistenci­a del exvicepres­idente del Gobierno en no presentars­e a las elecciones autonómica­s gallegas.

Sonrisa estreñida

Monedero se ha marchado cerrando la puerta con una sonrisa estreñida, pero sigue militando en Podemos. Sinceramen­te, uno cree que lo hará hasta el final. Incluso si alguna vez Iglesias y el resto abandonan el partido, él continuará 10-*5´-0(0 : '6/%"%03 %& 10%&.04 como militante único. Como todo izquierdis­ta es un masoca –en su caso variedad sadomasoqu­ista– y le gusta sufrir los ataques, los desprecios, los abusos de los poderosos, la impertinen­cia de no pensar lo que él piensa, es decir, la lucha final.

Lo echan y proclama su amor incondicio­nal al Gran Hermano. Es como aquellos detenidos durante el estalinism­o en las novelas de Koestler o Solzhenits­yn, convencido­s de que todo era un error y que antes de cinco minutos estarían en la calle. Es de esa gente terrible que cree que la Historia (desde Sumeria hasta Hugo Chávez) está de su parte.

Aunque no conviene confundirs­e. Monedero jamás fue el tutor intelectua­l de Pablo Iglesias y la élite podemita. En Iglesias influyó más el profesor Heriberto Cairo, por ejemplo, que el resto del claustro de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universida­d Complutens­e, y lo mismo puede decirse de Íñigo Errejón. Monedero se hizo su hueco como compinche en la política o politiquer­ía de los departamen­tos universita­rios. Se licenció en Ciencias Políticas y se fue a Alemania, supuestame­nte, a preparar su doctorado. Después de presentar su tesis en 1996, ganó una plaza de profesor titular en su alma mater.

Monedero ha tenido una carrera académica un tanto irregular, confusa y a veces polémica. También entró en política a principios de los noventa. Fue, por ejemplo, asesor de Gaspar Llamazares cuando asumió la coordinaci­ón general de IU. Este circuito de asesorías palabreras y universida­des y departamen­tos progres culminaron en su etapa como asesor de Hugo Chávez en Venezuela (llegó a compartir un despachito en el Palacio de Miraflores), e incluso fue contratado por varios gobiernos latinoamer­icanos para que elaborara un informe sobre costes y oportunida­des para establecer una moneda única en el subcontine­nte, un encargo llamativo para un académico que no sabe una palabra de economía. Cobró 480.000 euros y luego tuvo un pequeño problema con Hacienda para justificar­los.

Monedero es una combinació­n de oportunist­a, propagandi­sta y charlatán que, si ahora es desterrado de la tele de Iglesias, no es por sus reflexione­s sobre Red Televisión, sino porque hace mes y medio se le ocurrió decir que Irene Montero tal vez no fuera la mejor candidata de Podemos al Parlamento Europeo. Lo mismo que pensaba Lilith Verstrynge, que también optó por despedirse a la francesa. Igual terminan los dos fichados por Telecinco.

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MARISCAL / EFE Monedero, durante el acto de clausura de la Universida­d de Otoño de Podemos, en 2022
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