Las Cortes rechazan el trasvase pero con el ‘no’ de Vox
Los políticos de la comunidad se oponen a «cualquier» transferencia con varias mociones
La ultraderecha apoya su moción, que solamente niega el movimiento a Cataluña
Todos los plenos tienen sus temas estrella y el de ayer tenía dos. Resuelta la papeleta de la memoria democrática, las Cortes de Aragón aspiraban ayer a mostrar una unidad total frente al trasvase del Ebro. La polarización y los intereses políticos de cada partido evitaron la comunión absoluta en un apartado en el que, hasta ayer, todas las formaciones habían sido bastante vehementes. Solo Vox se quedó fuera de la unión.
Hasta cuatro proposiciones no de ley se presentaron ayer en el hemiciclo, cada una con sus matices, pero con el propósito común de despejar cualquier peligro sobre el Ebro a su paso por Aragón. Adelante salieron la propuesta conjunta de PP y Vox, que solo hacía referencia a la transferencia de aguas a Cataluña; y la del PAR, que sí rechazaba «cualquier trasvase», pero que no contó con el apoyo de la ultraderecha. Las mociones presentadas por PSOE y
Chunta Aragonesista no fueron tramitadas positivamente por el resto de los grupos.
Con la iniciativa del PP y Vox, las Cortes rechazaron «la propuesta de la Generalidad de Cataluña que implica sacar agua de la cuenca hidrográfica del Ebro para nuevos regadíos en Cataluña, porque el río Ebro no puede ser moneda de cambio en ningún tipo de negociación bilateral con fines partidistas».
También rechazaron «toda utilización política de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para garantizarse el voto de los independentistas en la gestión del Gobierno Central» y emplazaron al Gobierno de España a impulsar las obras del Pacto del Agua para garantizar la reserva hídrica de 6.550 hectómetros cúbicos.
La iniciativa del PAR aprobada expresa el «categórico rechazo a cualquier trasvase del río Ebro» porque «en Aragón no sobra agua», al tiempo que reivindica la reserva de agua y exige el cumplimiento íntegro de las obras del Pacto del Agua.
Las acusaciones cruzadas entre formaciones por las distintas posiciones adoptadas a lo largo de la jornada tuvieron que ver más con la situación de la política nacional, esgrimiendo la derecha que «el chantaje de Junts a Pedro Sánchez» forma parte de la estrategia catalana para conseguir el trasvase del Ebro, y con la izquierda recordando que «la mayor amenaza al desarrollo de Aragón y de toda la cuenca del Ebro» fue el proyecto de trasvase formulado por el Gobierno de José María Aznar.
En medio del consenso, pese al fuego cruzado, se colocó Vox, que volvió a defender su plan hidrológico nacional, que incluye la interconexión de todas las cuencas nacionales. Su líder, Santiago Abascal, criticó por la mañana a la «derechita autonomista» que vigila los bienes propios de su comunidad. Quizá, por ese mensaje de Abascal, la ultraderecha aragonesa volvió ayer a defender con tibieza el antitrasvasismo y prefirió culpar al independentismo catalán antes de mostrar claramente sus cartas sobre el posible futuro del Ebro.