I/P UPDB IBCMBS EF USBTWBTF IBTUB RVF OP TF DVNQMB FM 1BDUP EFM "HVBu
Consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno de Aragón
Desde su llegada al Departamento de Agricultura, Ganadería y Alimentación –la gran obsesión del consejero–, Ángel Samper (Zaragoza, 1960) ha instalado un perfil técnico en un área necesitada de apoyo desde el sector público y con un complicado presente para un futuro incierto. A la crisis permanente del campo, para el que no llegarán ayudas directas pero sí líneas de crédito, se le suma el debate nacional del trasvase del Ebro y la sequía. Falta agua y el río no se puede tocar, afirma el consejero, hasta que no se hayan cumplido las exigencias de Aragón en tema hidráulico. De la revuelta del campo, de la alimentación o del potencial del cerdo, siempre «racionalidad y sentido común».
– ¿Cómo están siendo los primeros meses en el Gobierno?
– Está yendo bien, sabía donde venía y sabía las dificultades que me iba a encontrar. Ha tocado empaparse de todo el funcionamiento y ahora es el momento de intentar cambiar las inercias, porque no funcionan. El equipo que he elegido tiene el mismo entendimiento que yo y queremos cambiar las cosas que no están bien dentro del sistema. Estamos en el desembarco de empezar a cambiar cosas, hemos tenido un gran avance con el incremento de 40% del presupuesto. Hemos llevado los fondos propios hasta los 77 millones de euros. Es una barbaridad. Pero sigo diciendo que es muy poco, porque las necesidades del sector son muchas. Hay que elevar la alimentación al nivel de la sanidad y de la educación, porque la alimentación es lo más importante.
– ¿Y el trabajo con el resto de las consejerías, en especial con las del Partido Popular?
– La relación con todos los compañeros de viaje es muy buena. Hay discrepancias, como el tema del lince. Me debo al sector y mi línea está muy clara. Siempre hay que intentar arreglar las cosas, en las mesas y sin discutir.
– Mencionaba el tema del lince. ¿Cómo avanza ese asunto?
– La consejería de Agricultura va a ser firme en la no reintroducción del lince. Voy a defender la posición del ganadero y del agricultor. El mayor desastre medioambiental que estamos sufriendo es la pérdida de la ganadería extensiva. En Aragón hemos pasado de 2,5 millones de ovejas en 2001 a menos de
un millón en la actualidad. La ganadería está en caída libre, se está reinventando, pero meter otro elemento problemático no es bueno. No voy contra los ecosistemas, vengo del mundo natural y soy un amante de la naturaleza, pero la convivencia no es posible. Habrá que buscar otros espacios donde no pueda haber ovejas y sí puedan estar este tipo de depredadores. No podemos ir contra el sentido común y buscar una convivencia que es imposible. Este consejero va a luchar por la no reintroducción del lince en aquellas zonas donde está la ganadería extensiva.
– Ha hablado siempre de que va a ser la legislatura de la alimentación. ¿A qué se refiere con esta afirmación?
– Creo que la sociedad ha olvidado después de la pandemia la importancia de la alimentación. Entonces fuimos conscientes, le dimos una vital importancia. Yo trabajé como parte del eslabón de la cadena de la alimentación, la sociedad asumió la importancia pero pasado eso se ha olvidado. Desde esta consejería se habla de alimentación
porque es la única forma de llevar al consumidor la conciencia de la importancia que tiene la alimentación, muy ligada a la salud y la alimentación. Quiero poner a la alimentación a esa altura porque forman un trinomio que deberían estar en el mismo estadio.
– Dentro de ese discurso ha criticado la «ideologización» de la alimentación. ¿Qué quiere decir?
– Tengo inculcado el compromiso social, de estar al servicio del interés general. Cuando el sector primario está deprimido porque las exigencias de Bruselas superan los requisitos de la seguridad alimentaria y de los científicos, eso lleva a un problema. Los precios de la cesta de la compra se elevan gratuitamente por estas exigencias y estamos gravando a las familias más frágiles. La cesta de la compra se ha elevado de una forma sustancial en los últimos tiempos y no hay derecho a que ciertas familias tengan que relegar algunos productos por esta ideologización.
– ¿Esto afecta tanto al consumidor como al productor alimentario?
– Por supuesto. Al productor se le está estrangulando, pero hay que pensar sobre todo a las familias más frágiles, que son a las que tenemos que defender en primera instancia.
«Sigo firme en la no reintroducción del lince, la convivencia con la ganadería no es posible»
– El gran problema del campo hoy es la sequía. ¿Cómo ve al sector en Aragón?
– Son momentos coyunturales, ya llevamos dos o tres años con esta situación. Por eso cuando se habla de trasvase de agua, damos los datos de Aragón, que reflejan que hay 50.000 hectáreas pendientes de su regadío y que solo hay medio millón de hectáreas en regadío en un territorio de 4,7 millones de hectáreas. En ese estadio y con la sequía que estamos padeciendo cuando se habla de agua y vas a una localidad como Bujaraloz, como fui yo el otro día, evidentemente tenemos que cerrar filas con el agua. Los 3.000 hectómetros cúbicos del cauce ecológico desde Mequinenza al Delta del Ebro no los pone Cataluña, los está poniendo Aragón. Aragón lo que tiene que hacer es regar más, es regular más y almacenar así más agua.
«Soy partidario del pantano de Biscarrués porque creo que no es un capítulo cerrado»