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Hoy arranca la primera vista de un juicio contra el exfutbolista Dani Alves, un caso que ha pivotado sobre el consentimiento y que ha contribuido a erosionar la impunidad de las agresiones sexuales y los abusos de poder machistas. Se trata del primer gran
Sea cual sea la sentencia, el juicio contra el exjugador del FC Barcelona y de la selección brasileña de fútbol Dani Alves, que empieza hoy en la Audiencia de Barcelona, marcará un antes y un después en la lucha contra las agresiones sexuales y los abusos de poder machistas, así como en su respuesta judicial. Si no hay ningún pacto de última hora, se tratará del primer gran juicio tras la ley del solo sí es sí, que ha llevado el consentimiento y la libertad sexual al corazón de la legislación. También se celebra en un clima social de rechazo a los ataques contra las mujeres. Aun así, cabe recordar que el jugador goza de la presunción de inocencia hasta que no sea condenado.
Más allá de eso, el caso se ha convertido en una suerte de andanada contra las viejas ideas sobre la violencia sexual. Con independencia de la sentencia final, la investigación ha pivotado sobre el consentimiento –no en cómo ni cuánto se defendió la víctima del presunto ataque, baza que ha intentado jugar sin éxito la defensa– y ha contribuido a resquebrajar la impunidad de los acusados, sobre todo cuando son poderosos.
Es indudable que cuando los implicados en acusaciones de violación o acoso sexual son personas influyentes, celebridades o personas con alto poder adquisitivo, la víctima tiene más miedo a denunciar ante la posibilidad de no ser creída. Sin embargo, el proceso judicial contra Alves, que se enfrenta a nueve años de prisión bajo la acusación de violar a una joven de 23 años en un lavabo de la discoteca Sutton de Barcelona la noche del 30 de diciembre de 2022, rompe ese esquema. La víctima explica que desconocía que su presunto agresor era un jugador de fútbol cuando lo conoció. Además, la rápida actuación de los responsables del local al verla llorar, tras sufrir la presunta agresión sexual, hizo que por primera vez se aplicara el protocolo para este tipo de casos.
Cinco versiones
La mujer fue atendida en poco tiempo por una patrulla de los Mossos, trasladada a un centro sanitario para su reconocimiento y luego a una comisaría, mientras un equipo policial examinaba el lavabo, precintado para encontrar
restos biológicos. De hecho, allí se hallaron numerosas evidencias que acorralaron a Alves, que se ha visto obligado a cambiar hasta cinco veces (la última alegó que iba ebrio) su versión sobre lo ocurrido aquella noche. Tras su primera declaración, el jugador ingresó en la cárcel el 20 de enero del 2023 por la gravedad del delito y el riesgo de fuga por su elevado patrimonio. Hoy la abandonará por unas horas para sentarse en el banquillo de los acusados. Después volverá a dormir entre rejas.
La abogada Núria González López remarca que el juicio a una persona famosa y mediática da «seguridad y confianza» a las vícti
mas en el sistema de justicia para que se atrevan a denunciar. «Como parte positiva sí parece decir que cualquiera puede ser juzgado y eventualmente condenado por mucho dinero que se tenga», aunque dar el paso siempre puede tener costes para la denunciante. En este caso, recuerda la letrada, hubo una «agresión directa» a la víctima por parte de la madre del acusado cuando mostró su imagen por redes sociales.
Sensación de impunidad
«Siempre puedes estar expuesta», cuestiona González, quien añade que puede existir «un doble rasero». En este sentido, destaca que a una denunciante «se le puede generar la duda» de si las actuaciones son las mismas cuando el caso es anónimo. «Siempre te preguntas si los juzgados funcionan igual cuando no se trata de procesos mediáticos, ya que hay miles de juicios por agresión sexual cada semana y no sabemos nada de ellos, ni de sus condenas ni circunstancias».
Aun así, la abogada también remarca que, en los casos no públicos, la denunciante «tiene la ventaja de que sigue siendo anónima, de que no va a sufrir injerencias, ni tampoco nadie se va a interesarse en sacar su cara en un periódico, aunque eso no quita -admite- que el entorno del agresor sí actúe en redes sociales». Por este motivo, destaca que precisamente esa «no protección de la víctima» frenan muchas veces las denuncias. «Nadie te asegura que el agresor, su hermano o su prima vayan a publicar cosas sobre ti».
Intimidad de la denunciante
En este sentido, la abogada María José Varela sostiene que la «testigo-víctima está sometida a una enorme presión» en el caso Alves por la «trascendencia de su presunto agresor». «Sin embargo, el resto de elementos son los habituales en estos procesos, ya que los acusados suelen negar los hechos y, cuando las pruebas son muy evidentes, alegan que hubo consentimiento», tal como ha ocurrido con el futbolista. «Hay que evitar vulnerar el derecho a la intimidad de la denunciante y que se deslicen elementos que la juzguen a ella, ya que eso no son cuestiones a valorar, ni en este ni en ningún juicio», recalca la letrada.
A lo que sí ha contribuido este juicio –en opinión de Patricia Hernández Hidalgo, doctora en Derecho Penal y profesora de Criminología por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)– es a abrir un debate social, algo que considera «positivo». «El hecho de que en los últimos años se haya acabado con el tabú de la violencia sexual y de género ha facilitado que el legislador tome cartas en el asunto (aprobando diversas leyes al respecto) y que las mujeres que han sufrido este tipo de agresiones se puedan reconocer como víctimas y puedan revelar su experiencia y denunciar los hechos», subraya Hernández.
El exfutbolista se enfrenta a nueve años de prisión por violar a una joven de 23 años
Los juristas piden proteger la intimidad de la víctima durante el transcurso del proceso judicial