El campo llama a la unión en la calle con «la revuelta de la frustración»
Las organizaciones agrarias entienden las primeras movilizaciones y se sumarán inmediatamente El calendario de protestas «no tiene límite» y el sector se prepara para un febrero reivindicativo
La chispa de las revueltas del campo está muy cerca de convertirse en un incendio para las instituciones. Las organizaciones agrarias de Aragón presentaron ayer un calendario de movilizaciones «sin fecha límite» y anunciaron su unión a las protestas espontáneas nacidas lejos de las siglas. UAGA, Asaja, Araga y UPA mostraron su unidad, criticaron la «inacción» de los responsables políticos y recordaron que todo este movimiento «ya había sido advertido» y solo simboliza «el hartazgo y la frustración del sector».
«Hay que reivindicar el sector y explicarle a la sociedad que o se cambia o habrá un problema para la agricultura en Aragón», manifestó el secretario general de UAGA, José María Alcubierre, que criticó que en los últimos tiempos «han crecido los costes de producción, no han llegado ayudas y se ha cambiado a una PAC peor, que ha sido la gota que ha colmado el vaso». El representante de UAGA también censuró «las normativas absurdas» y consideró que «ni Europa, ni Planas ni Samper han hecho los deberes con el sector». Alcubierre defendió las manifestaciones de los últimos días, «rebelados de forma automática», y aseguró que las protestas nacen por «el acoso y derribo que sufre el sector primario».
El objetivo de las organizaciones agrarias, que mostraron su unión y tendieron la mano a esos «espontáneos» que se movilizaron en las últimas horas, es «canalizar el hartazgo y la frustración y llevarlo todo en la misma dirección».
Por otro lado, Ramón Solanilla, secretario general de Asaja, lamentó «las políticas erróneas» ejecutadas por las administraciones en los últimos tiempos, que nacen porque «se legisla sin tener en cuenta la realidad». «Es todo fruto del hartazgo y del cansancio del sector», admitió Solanilla, que reclamó «menos burocracia, para perder menos tiempo en unos documentos que no sirven ni para la legislación ni para el medio ambiente». Esta es una de las reivindicaciones de las organizaciones, compartida con los espontáneos, y cargada de crítica hacia «la importación de productos que vienen de países con menos normativa laboral y medioambiental».
Respecto a Europa, «la preocupación por las leyes puede ser la puntilla para algunas explicaciones», declaró Solanilla, que criticó las nuevas propuestas en materia de bienestar animal. El secretario general de Asaja señaló el problema de los precios, «que ha incrementado los costes de producción y afectando al consumidor». El calendario, por ahora, es «indefinido y sin límite de movilizaciones».
El secretario general de UPA, José Manuel Roche, destacó la unión de las cuatro organizaciones agrarias y aludió a que los problemas son «estructurales» y «comunes» a todos los profesionales del sector. «El volcán ha explotado», afirmó Roche, que destacó que el año pasado fue «el más caro de la historia», culpando a los «elevados costes» de ser la guinda a este fatal pastel.
El representante de UPA defendió a la agricultura española y aragonesa de los ataques en la frontera con Francia, asegurando que el agricultor español «cumple con los mismos criterios de producción que el resto de la UE».
En último lugar, Federico Lorente, presidente de Araga, defendió el mismo argumento contra los ataques que llegan desde el otro lado de la frontera y aseveró que era el momento de «canalizar el hartazgo y de
jar de poner en riesgo el modelo productivo». Lorente pidió la activación de las «cláusulas espejos, para que exista la normativa en terceros países» y exigió a la Administración que «se ajuste a la realidad y al modelo productivo, dando más apoyo en vez de seguir mermando al sector».
El presidente del Gobierno, Jorge Azcón, mostró su apoyo a «las reivindicaciones» de los agricultores porque «tienen todo el sentido», pero reconoció que preferiría que la protesta «no genere inconvenientes al resto de ciudadanos».
SIN LAS ORGANIZACIONES La particularidad de esta nueva revuelta del campo se refleja en quién está detrás de las movilizaciones. Las organizaciones agrarias se sumaron ayer, tal y como reflejaron sus líderes, a un movimiento surgido de forma «espontánea», que huye de las siglas y se organiza por redes sociales.
Las reivindicaciones, aunque no tan concretas como las defendidas por los representantes del sector, sí que comparten una línea similar que señala a las administraciones y a la Unión Europea. Así, los profesionales fuera de las organizaciones claman contra la normativa medioambiental que llega desde Bruselas, contra la carga burocrática y contra la ley de bienestar animal, aludiendo a la relajación
Las críticas ponen el foco en la Unión Europea y en la «inacción»