El campo bloquea de nuevo las autovías y paraliza Figueruelas
Stellantis deja de fabricar unos 800 coches por falta de manos en el turno de tarde Más de 300 agricultores logran entrar en Huesca y hubo disturbios en La Almunia
El estallido del sector agrario subió de revoluciones en la segunda jornada de protestas sin autorización que sitiaron ayer de nuevo las principales ciudades aragonesas. A los cortes improvisados de las principales carreteras autonómicas se sumó desde primera hora de la tarde el bloqueo de los accesos a la fábrica de Stellantis Figueruelas durante el cambio de turno, lo que obligó a la empresa a detener las líneas de producción durante varias horas por falta de mano de obra. El stop a la mayor industria de Aragón, que se sumó al de otras empresas auxiliares en la ribera alta del Ebro, fueron la guinda de una nueva jornada de revueltas del campo por todo el territorio aragonés, con múltiples vías de alta capacidad cortadas durante muchas horas (A-23, A-68, A2 o A-23) y con la ciudad de Huesca volviendo a sufrir la particular «invasión» por parte de los profesionales del sector primario. Hoy están convocadas las primeras movilizaciones autorizadas de toda la semana.
Según pudo saber este diario, el cerco a la mayor industria de Aragón ya se produjo el pasado martes, y aunque no trascendió, la acción de protesta ilegal impidió afrontar con normalidad el cambio de turno y obligó a parar todas las líneas durante más de tres horas desde el mediodía. Las consecuencias fue una pérdida de producción de unos 400 vehículos que se quedaron sin ensamblar, según confirmaron fuentes sindicales, una cifra que se reeditó ayer.
Cerca de 1.500 trabajadores que debían entrar a trabajar en el turno de tarde aguardan en unos 16 autobuses que debían llegar a la planta poco después de las 13.00 horas. Esos mismos vehículos son los que se encargan de llevar de vuelta a Zaragoza a otros tantos empleados. La vía se desatascó sobre las 17.00 horas y la normalidad volvió a las líneas de producción con el temor de que hoy vuelvan a repetirse el cerco a la industria ribereña.
La falta de mano de obra obligó ayer a detener la producción de la planta por completo durante más de tres horas, lo que se cifra en unos 400 vehículos. En cada turno, la fábrica de Stellantis ensambla unos 600 coches, por lo que el daño podría ser todavía mayor si la movilización de hoy, en este caso autorizada y convocada por las organizaciones agrarias, vuelve a dirigirse hacia la factoría. Las sumas son sencillas, pues en tres turnos sin operaciones podrían haberse perdido unos 1.800 vehículos.
Más allá del entorno de Stellantis, los problemas en las carreteras aragonesas volvieron a ser la tónica habitual en la segunda jornada de protestas del campo aragonés. En la provincia de Zaragoza, una marcha lenta retrasó el ritmo de la A-68 y se produjeron cortes en la A-2 y A-23, con afecciones a la circulación en ambos sentidos y pactadas con la Guardia Civil. En Teruel, la A-23 y la N-211 sufrieron cortes a la altura de Caminreal, mientras que la capital turolense, en el polígono de La Paz, y la localidad de Montalbán también sufrieron por la aparición de decenas de tractores en plena marcha reivindicativa.
Todas estas movilizaciones, como las del martes y las ocurridas en la provincia de Huesca, no fueron comunicadas ni autorizadas, según destacó la delegación del Gobierno en la comunidad. La capital oscense fue ayer, de nuevo, la ciudad protagonista, por el impacto de las medidas y la profundidad que logró alcanzar el movimiento durante todo el día.
Pese a los esfuerzos del Ministerio del Interior, que se propuso como objetivo evitar el acceso de los agricultores a las ciudades, Huesca volvió a ver ayer desfilando por sus alrededores centenares de tractores y a un nutrido grupo de profesionales del sector primario dispuestos a alcanzar la Subdelegación del Gobierno en la ciudad.
Centenares de / tractores salieron de localidades cercanas a la capital oscense buscando acercarse lo más posible, conscientes de los numerosos controles que la Guardia Civil había puesto en el trayecto. La improvisación, coordinación vía mensaje y la potencia de los vehículos permitió a agricultores y ganaderos lograr su objetivo, más o menos. Claro ejemplo fueron los trabajadores de Binéfar, que se saltaron varios de los puntos de prohibición de paso de la autoridad aprovechando la habilidad de la maquinaria: en todas las ocasiones, los tractoristas abandonaron las carreteras y continuaron su marcha por los campos de alrededor, antes de reincorporarse a la vía. La operación, por «las trabas» en el camino, hubo de repetirse en varias ocasiones. Otros, alertados por sus compañeros, optaron por utilizar caminos rurales y vías alternativas.
Frenados finalmente en una de las entradas de la ciudad, uno de los momentos de tensión junto al sector primario con el presidente de la DPH, Isaac Claver, que se acercó hasta la zona para explicar el funcionamiento del operativo de seguridad. No se llegó a las manos, algo que sí sucedió en otros puntos, como en La Almunia, donde se registraron varias cargas policiales y enfrentamientos entre los agricultores y la Guardia Civil, con equipo antidisturbios.
Los agricultores de Huesca lograron llegar hasta la sede del Gobierno en la localidad, donde intentaron depositar un manifiesto dirigido al ministro de Agricultura, Luis Planas.
Hoy la acción volverá a estar en las carreteras y autovías aragonesas, con esos piquetes improvisados que van creciendo conforme avanzan las horas.
Las organizaciones agrarias, encabezadas por UAGA y UPA,
TODA LA PROVINCIA
La cordialidad resalta en una jornada en la que se dieron los primeros enfrentamientos con la autoridad
UAGA y UPA mantienen la movilización en Huesca y llevarán hasta seis columnas de tractores
exhibirán músculo en Huesca, con una gran tractorada que incluye seis columnas diferentes que atravesarán la ciudad. No estarán ni Asaja ni Araga, que se desvincularon el pasado martes después de haber presumido de «unidad de acción» ante los medios de comunicación junto a las organizaciones más progresistas del campo aragonés. La unión y la fuerza del movimiento agrario se vuelven a poner a examen hoy en Aragón.