Prisión por vender viagra que escondía en cajas de tequila
La Policía incautó 102 pastillas de sildenafil bajo la barra de un bar del barrio de Delicias
Los bares están acostumbrados a recibir las bebidas alcohólicas como la ginebra, el whisky o el tequila en cajas con compartimentos individuales para cada una de las botellas. Y este fue el escondite que encontró el camarero y encargado de un bar del zaragozano barrio de Delicias –Ángel Hubertus del Río (República Dominicana, 1993)– para las pastillas de viagra que vendía desde el citado establecimiento. Fue su modus operandi hasta que una requisa ordinaria del Cuerpo Nacional de Policía en este bar ubicado en la calle Marcos Zapata se saldó con la incautación de 102 pastillas de sildenafil y 200 euros en billetes de 10 que procedían de su «venta». Ahora, el Juzgado de lo Penal número 3 de Zaragoza le ha condenado a tres años y un mes de cárcel como autor de un delito contra la salud pública.
La sentencia también recoge el pago de una multa de 2.730 euros a razón de siete euros diarios durante trece meses y la inhabilitación especial para desempeñar cualquier profesión u oficio relacionado con la expedición de medicamentos por el mismo plazo de la pena privativa de libertad. «El medicamento presenta como principio activo el sildenafilo, indicado en el tratamiento de la disfunción eréctil. No está autorizado en España, siendo su comercialización clandestina según lo establecido en la Ley General de Sanidad, constituyendo su expedición un riesgo para la salud pública, en
la medida en que dichos medicamentos se adquieren sin receta médica y sin control de un médico», declara probado la jueza.
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CALLE MARCOS ZAPATA Los hechos referidos se remontan a la primera hora de la noche del 3 de mayo de 2022, en torno a las 00.30 horas, cuando los agentes accedieron al bar y, al registrarlo, encontraron 102 pastillas de viagra escondidas en el interior de una caja de tequila que yacía escondida bajo la barra. Asistido por Carmen Sánchez Herrero, durante la celebración del juicio el pasado mes de diciembre, el ahora condenado trató de justificar que las pastillas no estaban destinadas a la venta a terceros, sino que eran para consumo
propio, tal y como se lo había referido un urólogo para tratar la impotencia sexual. Sin embargo, la jueza considera ahora, primero, que Hubertus del Río «desconoce cómo y cuándo» debe tomar este medicamento y, segundo, no da veracidad diagnóstico de la disfunción eréctil. Tampoco da credibilidad a que los 200 euros intervenidos eran propiedad de su pareja.
Inicialmente, el ministerio fiscal solicitaba una pena de tres años y seis meses de cárcel y el pago de una multa de 3.600 euros a razón de ocho euros diarios durante 15 meses. Contra el fallo todavía cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Zaragoza.