Mano de santo
Edgar Badía enlaza 3 jornadas sin encajar gol, algo que no ocurría desde hace 5 meses, y es el tercer portero que más paradas hace por partido
Ha sido llegar y besar el santo, un término con el que, precisamente, muchos aficionados del Elche se dirigían a Edgar Badía a lo largo de las cinco temporadas y media que el catalán ha militado en las filas del cuadro alicantino, desde el que recaló cedido hace un mes al Real Zaragoza. El mismo apodo con el que comienza a conocerse en La Romareda a un portero que ha caído de pie por méritos propios. Su llegada ha coincidido con la mejoría de un equipo aragonés lastrado por la alargada sombra del ausente Cristian Álvarez ante la que sucumbieron tanto Poussin como Rebollo, las alternativas existentes en la plantilla hasta que llegó Badía.
Con él, el Zaragoza es otro. Cinco meses después, el equipo aragonés ha conseguido enlazar tres jornadas consecutivas sin encajar gol y, de hecho, Badía tan solo ha recibido un tanto (en Elda frente al Eldense) en los cuatro partidos que ha jugado desde que llegó. Titular indiscutible, por supuesto, Badía ha vuelto a echar el cerrojo en una portería envuelta en dudas e inseguridad desde que Cristian, el santo por excelencia para el zaragocismo, no está.
Ni Andorra (2-0) y Sporting (3-0) en La Romareda ni el Alcorcón (00) en Santo Domingo han conseguido superar a Badía, que acumula intervenciones prodigiosas y decisivas en las cuatro jornadas. Especialmente relevante fue la del pasado lunes, cuando, con 1-0 en el marcador, evitó el gol de Cote a través de una estirada a mano cambiada que sirvió para desviar la trayectoria de un balón que tocó previamente en la espalda de Mouriño y que acabaría en el larguero. Puros reflejos para asegurar un candado que lleva cerrado 324 minutos. Mano de santo.
Aunque, en realidad, no ha habido partido sin paradas de Badía. Bien lo sabe el delantero del Andorra Scheidler, al que el meta privó del gol con una gran intervención. O Quintillá o Javi Pérez, frustrados por el catalán en Alcorcón. Y, sobre todo, en Elda, donde una de las peores versiones del Zaragoza en todo el curso se trajo un punto merced a cuatro excelentes intervenciones de su portero.
De hecho, Edgar Badía ya es el tercer guardameta que más paradas realiza por partido en toda la categoría. Y eso que acaba de llegar. Según los datos oficiales de LaLiga, el zaragocista acumula ya 35 intervenciones en once choques (los cuatro disputados con el Zaragoza y siete jugados con el Elche este curso antes de recalar cedido en La Romareda), lo que supone una media superior a las tres paradas por encuentro (3,18), más que Cristian Álvarez (2,4), cuya sombra ya no es tan alargada y
que afronta la última fase de la recuperación de una lesión muscular que solo le ha permitido jugar diez partidos.
Solo otros dos cancerberos superan la media de Edgar. Se trata de Nico Ratti (Andorra), cuyo promedio alcanza las 3,67 intervenciones por encuentro, y Magunagoitia (Amorebieta), que es el más destacado en este apartado tras superar las cuatro paradas (4,25) por choque.
La trascendencia de Badía es incuestionable. Y más si se compara su rendimiento con el de Rebollo (2,22 intervenciones por partido) y, sobre todo, Poussin, cuyo registro (0,75) es el más bajo de la categoría.
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EL DEBATE El barcelonés, que recaló cedido en el Real Zaragoza con opción de compra para el club aragonés, ha conseguido cerrar la portería y también el debate. Ya no hay dudas acerca de quién debe ser el guardián del marco zaragocista a expensas del cercano regreso de Cristian, lo que reabrirá el debate. De momento, Badía se ha ganado a pulso una titularidad que disfruta desde que llegó. «Edgar ha sido valiente, ha querido revertir su situación y ha aceptado nuestra propuesta. Es un portero ágil, con buenos reflejos, rápido y, sobre todo, nos da confianza y estabilidad en la portería. Nos va a dar un rendimiento y una adaptación inmediata», valoró Cordero en su presentación. El director deportivo, valedor de la llegada de Poussin, no ha podido encontrar destino al francés que sigue en plantilla provocando que el primer equipo tenga cuatro porteros en nómina, algo inaudito.
El meta, por su parte, aseguró que recalar en el Zaragoza suponía «una ilusión tremenda», así como volver a coincidir con Cristian, con el que jugó en el Espanyol.
Ahora, Edgar Badía es el que manda. El catalán ya se ha metido en el bolsillo a un zaragocismo entregado para siempre a Álvarez, pero consciente de que el catalán también es mano de santo.
Solo Ratti, del Andorra, y Magunagoitia, del Amorebieta, tienen mejor promedio que el zaragocista