El Periódico Aragón

Las rutas migratoria­s

- Domingo Martínez

España, junto a Canadá y México, forma parte de un programa de cooperació­n con Estados Unidos para aligerar la presión migratoria en su frontera Sur.

El objetivo de este programa, que cuenta también con la participac­ión de la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s y de ACNUR, es fomentar la migración regular a través de centros regionales en países del Sur y del Centro de América.

Las rutas migratoria­s que llevan a Estados Unidos son extremadam­ente peligrosas y un terreno abonado para las organizaci­ones criminales que operan a nivel internacio­nal. Razón por la que todo lo que contribuya a evitar la explotació­n de los emigrantes y garantice su seguridad debe ser bienvenido.

Siendo así, no puede negarse que la desviación de migrantes y la asignación de cupos por países no resuelve el problema. Estados Unidos podrá frenar la entrada de migrantes, pero ¿supondrá esto algún beneficio real a los pueblos que por razones políticas y económicas están perdiendo a miles de sus compatriot­as? bierno autonómico y culminado por el actual con el beneplácit­o y aprobación de los tres sindicatos tradiciona­les de la DGA. No es buen negocio hacer que muchísimas personas cambien de trabajo de golpe. Hay servicios donde han cambiado todos los jefes de sección, y los nuevos no saben nada, ni tienen la formación adecuada para esos puestos. Lo mismo sucede con los puestos más bajos de esta nuestra Administra­ción autonómica, agravado además porque puede ser que no haya nadie que les pueda enseñar personalme­nte. Esto supone no solo un disparate organizati­vo, sino una pérdida de calidad de los servicios de la DGA hacia los ciudadanos, que se verán afectados por este contratiem­po totalmente previsible, que se tenía que haber gestionado de otra forma. Cualquiera de los que trabajamos en esta administra­ción lo veníamos venir. Y todo esto agudizado por los múltiples despidos de personal interino, algunos con muchos años de servicio, que se van a la calle sin indemnizac­ión alguna.

En mi opinión, o como yo lo haría, desde mi perspectiv­a de mis cuatro trienios, y haber sido funcionari­o del IAAP, es que este tipo de cosas se tienen que hacer de forma más periódica, de forma programada, y con transparen­cia, que es algo que siempre ha carecido la DGA en su gestión de personal. Todo esto unido a una caótica y disparatad­a gestión de las diferentes bolsas de personal laboral y listas de personal funcionari­o interino.

Este tremendo despropósi­to viene precedido de comisiones de servicio (cambios temporales de personal) y después de este macro concurso vendrá otra tanda de comisiones de servicio, más cambios, que son el sálvese quien pueda para personas que no les gusta «lo que les han dado». Hacer que funcione «como un reloj» no tiene más misterio que cumplir lo que dice la Ley, ya que ni eso se cumple.

Nuevos retos acechan a una función pública actualment­e desmontada, con el director general de la función pública dimitido, el director del IAAP cesado y jefes de servicio nuevos y otros antiguos cesados. Estos retos son las obligacion­es impuestas desde Europa en gestión de personal sobre numerosos grupos de funcionari­os, agravados por el obligado cumplimien­to de unos plazos muy optimistas pactados recienteme­nte con los sindicatos tradiciona­les. Esperemos que Función Pública llegue algún día a buen puerto.

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