El Periódico Aragón

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El Jueves Lardero vuelve a congregar a cientos de personas en el tradiciona­l reparto de bocadillos

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CRISTINA GARCÍA

Dice la tradición zaragozana que el Jueves Lardero se celebra con longaniza en el puchero. Y así fue. En la plaza Miguel Merino no había un hueco libre ayer por la tarde. Es el epicentro de la celebració­n, donde Unión Peñista e Interpeñas, con la colaboraci­ón del Ayuntamien­to de Zaragoza, realizan el tradiciona­l y esperado reparto de longaniza. «La idea para este 8 de febrero es repartir mínimo 5.500 raciones y superar las cifras del año pasado», decía Jorge Gracia, presidente de la Unión Peñista, antes de comenzar. Interpeñas hizo lo propio y la suma total de bocadillos llegó a las 11.000, 2.000 más que otros años. Una cifra de récord que exigió 700 kilos de longaniza.

Prueba de ello fue la fila de gente deseosa de darle un bocado al bocata, que dio la vuelta a la plaza hasta llegar al estadio de La Romareda. Una de las más tempranera­s en llegar fue María Pilar Ramírez, la primera en obtener su bocadillo. «He venido a las 3 de la tarde. El año pasado casi me quedo sin longaniza y este año he venido pronto para asegurarme», comentaba orgullosa.

Pedro fue más remolón y llegó con el tiempo justo para sumarse a la fila y conseguir su bocata. «Tampoco hay que abusar. Me tengo que cuidar para que no me suba el colesterol», decía. Aunque la Aemet avisaba de la llegada de la borrasca Karlotta, el tiempo respetó la festividad. Los ciudadanos optaron por comerse el bocadillo en la misma plaza. Eso sí, acompañado de una cerveza. «Luego entraremos a la Sala Multiusos para echarnos unos bailoteos, que viene la Orquesta Titanes», decía una mujer que acaba de salir de la fila.

Tanta comida, tanta bebida, tanta gente y tanta música lleva «semanas de preparació­n», explicó Gracia. Más de 150 peñistas participar­on en el reparto. La jornada contó también con la ayuda de muchos voluntario­s del ayuntamien­to, encargados de organizar las filas de gente.

El jueves lardero no es exclusivo de Aragón. En Calatayud, por ejemplo, lo celebran comiendo El Palmo –un palmo de longaniza, ni más ni menos–, para merendar o cenar. En Soria es clásico el chorizo entero, un embutido que tampoco puede fallar en Alcañiz, dónde se conoce al último jueves antes de cuaresma como Día del choricer.

De una forma u otra, lo que está claro es que el Jueves Lardero, también conocido como Jueves Gordo, se celebra a través de uno de los placeres de la vida: la comida.

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