Con agricultores, sí; con especuladores, no
No dejemos que nos roben la agricultura, los fondos buitre están desde hace años en nuestros pueblos
Cada vez conocemos mejor la importancia de la alimentación en nuestra vida. Pero estamos desligados de cómo se producen los alimentos. Nuestra hija de 9 años ya sabe lo que es una dieta saludable. Pero aún no lo que cuesta producir alimentos. Ni mi hija ni muchos adultos. La grieta entre el campo y la ciudad se ha ensanchado. Por eso es tan importante conocer la realidad rural y agraria, atinar en el análisis y no caer en la simplificación interesada de discursos ultras que caricaturizan y desprecian el trabajo de agricultores y ganaderos.
Ecología y agricultura no están enfrentadas. Tras varias décadas de imposición de un sistema dirigido a controlar la agricultura, nuestros pueblos pierden población y cada vez hay menos agricultores jóvenes. El relevo generacional en el sector primario no está garantizado. La edad media de las personas profesionales en la agricultura en Aragón es de más de 60 años. ¿Qué futuro tenemos? No concibo una agricultura sin agricultores, principales afectados por el cambio climático y, al mismo tiempo, protagonistas para adaptarnos y mitigar sus consecuencias. La incertidumbre es tremenda y entiendo perfectamente el cabreo y las movilizaciones.
Somos capaces de producir algunos de los mejores alimentos del mundo, pero aún queda muchísimo para aumentar estándares de calidad, seguridad alimentaria, sostenibilidad y condiciones laborales. Mi primer mensaje hacia ti, consumidor, es que compres lo que se produce aquí, alimentos de cerca de tu casa. Cuanto más frescos, de temporada y ecológicos, mejor. Así contribuyes a una agricultura con presente y futuro. Soy perfectamente consciente de la crisis económica que sufren muchísimas familias. Por eso en algunos comercios ofrecemos productos frescos y locales a precios justos y accesibles. ¡Ven a comprar a nuestro supermercado cooperativo A Vecinal en Zaragoza y lo comprobarás!
Pero el problema no es solo lo que compras. Desde hace años, un oligopolio de codiciosas empresas multinacionales acaparan tierras y cultivos, especulan con fondos de inversión y en la Bolsa de Chicago, manejan la distribución con acuerdos comerciales a su interés, imponen megaexplotaciones que nos quitan soberanía y control sobre nuestro trabajo y se benefician, además, de millonarias subvenciones de la PAC por derechos históricos. Las ayudas públicas a la producción de alimentos deben ir a quienes madrugan para cuidar sus campos y su ganado. En Aragón PP, Vox y PAR (los que gobiernan) se negaron a apoyar la eliminación de los derechos históricos. También se opusieron a la ley de agricultura familiar que aprobamos la mayoría progresista (y más) de las Cortes de Aragón para ayudar directamente a nuestros agricultores, con menos carga burocrática y más facilidades para acceder a modernizaciones de explotaciones, regadíos o mejores prácticas. Y no apoyaron la ley de la cadena alimentaria para garantizar precios justos y prohibir la venta a pérdidas.
La ultraderecha intenta manipular las protestas del campo para sus intereses partidistas con mensajes simplones y falsos culpables. ¡Que nadie olvide que la actual PAC vino votada en Bruselas por partidos neoliberales y de derechas que gobiernan hoy en casi toda Europa! Tenemos la necesidad de adaptarnos y mitigar el cambio climático, el aumento de las temperaturas, la desertificación, la sequía y la proliferación de fenómenos atmosféricos extremos. Debemos apoyar a nuestros agricultores familiares para producir cada vez mejor. La agroecología es un camino posible. ¡Vayamos juntos, productores y consumidores! Ecologistas y agricultores no somos enemigos, fortalezcamos las alianzas para mejorar nuestras prácticas agrarias y favorezcamos la instalación de más agricultores, mientras conservamos la biodiversidad, gestionamos mejor el agua y preservamos la fertilidad de la tierra.
Y, sobre todo, no dejemos que nos roben la agricultura. Los fondos buitre están hace años en nuestros pueblos. Uberizan la agricultura, compran tierras, imponen megaparques eólicos o solares en tierras fértiles donde se debería cultivar y nos expulsan de nuestros pueblos. Las soluciones deben ir en beneficio directo de los profesionales del campo. Yo estoy con los agricultores. No concibo una profesión más esencial, junto a la educación y sanidad. ¡Por algo es el sector primario y por algo la PAC ha sido históricamente la madre de todas las políticas públicas europeas! Comemos todos los días y sin agricultores no hay comida. Con agricultores de nuestros pueblos, sí, con los señoritos especuladores y agricultores de sofá, no.