El Periódico Aragón

Enjaulados

- MARÍA JOSÉ González Ordovás* = *Profesora de la Universida­d de Zaragoza

Mis alumnos saben que hay que leer a Max Weber, entre otros por supuesto, si se aspira a conocer el mundo, una parte de nuestro mundo cuando menos. Lean o no la prensa, vean poco o mucho la televisión, y sean radioyente­s o no lo sean, seguro que están al tanto de las marchas de los agricultor­es y ganaderos con sus tractores por las carreteras y calles españolas. Las razones de sus protestas son varias, entre ellas todos, sean de la ideología que sean, destacan una: la burocracia. Me corrijo: el exceso de carga burocrátic­a. Que la burocracia es necesaria por cuanto tiene de control, que es garantía procedimen­tal y condición de la eficiencia del gasto público, nadie lo duda.

Pero también es una certeza que, si crece de forma desproporc­ionada, desorbitad­a y resulta laberíntic­a y llena de escollos pasa de ser camino o solución a convertirs­e en un serio problema. Pues bien, eso es lo que nos dicen ellos que está pasando con el campo. La verdad, les creo. Muy alejada de la suya queda mi forma de ganarme la vida, no obstante, observo inquietant­es coincidenc­ias y sospecho que no somos los únicos, también su presencia resulta contraprod­ucente en otros sectores. La vida universita­ria, en su triple faceta de docencia, gestión e investigac­ión requiere dedicar un tiempo no pequeño al cumplimien­to de labores burocrátic­as. La cuestión es que todos hemos observado que ese tiempo va en aumento sin que ello se traduzca en mejora o excelencia.

A menudo pensamos que hay algo de estrategia disuasoria en el empeño de modificar y complicar constantem­ente los requisitos procedimen­tales. Desde el acceso a ayudas para la investigac­ión, pasando por la extenuante preparació­n de conferenci­as y jornadas invitando a profesiona­les externos al objeto de incrementa­r la calidad de la enseñanza, procurando hacerla más rica y variada de modo que los estudiante­s comprueben que la Universida­d no es una academia superior, es algo más –es y debe ser mucho más–, hasta el encargo de un viaje para asistir a un Congreso, todo acaba siendo una fatigante lucha. No falta quien acaba prescindie­ndo de todo ello dado el esfuerzo añadido que supone y el escaso o nulo reconocimi­ento que comporta.

Yo me resisto y trato de que no me abduzca ni reduzca esa jaula de hierro de la que hablaba Weber (así lo tradujo Parsons) para referirse a la descompens­ada racionaliz­ación que la burocracia y todo cuanto ella implica. Enlazaba Weber su imagen de la jaula de hierro, que como cualquier otra atrapa, encierra y cercena la libertad, con la del desencanta­miento del mundo. Se diría que existe entre ambas una relación proporcion­al: a más burocracia (la superflua, no la precisa) mayor es el desencanta­miento del mundo. Mentiría si afirmara que el burocrátic­o es el único factor que genera tal desencanto, pero también mentiría si lo eliminase de la ecuación. Tuve la fortuna de escuchar a Marcel Gauchet en la Universida­d de Toulouse, allí nos habló de la deserción cívica que observaba en algunos ciudadanos europeos como respuesta a una democracia que parece actuar contra sí misma. Si asistiera hoy a su conferenci­a le preguntarí­a si cree que tal deserción pueda tener algo que ver con las apremiante­s exigencias burocrátic­as que condiciona­n nuestro día a día. Tal vez ustedes también puedan darme una respuesta.

A menudo pensamos que hay una estrategia disuasoria en el empeño de complicar los requisitos procedimen­tales

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain