El Periódico Aragón

Inquietud en las empresas de la Ribera Baja por las afecciones

Temen grandes pérdidas ➲ si las protestas del campo se alargan en el tiempo

- J. H. P.

Las protestas de los agricultor­es aragoneses están generando grandes quebradero­s de cabeza tanto a empresas como a trabajador­es. La preocupaci­ón –y en ocasiones cabreo– es mayor si cabe en el entorno de la ciudad de Zaragoza, donde los cortes y retencione­s en las principale­s carreteras han sido constantes en los cuatro últimos días laborales. La previsión de que las movilizaci­ones se prolonguen en el tiempo o que, incluso, puedan extenderse a otros sectores, ha empezado a despertar las alarmas ante las letales consecuenc­ias que pueden desencaden­arse.

Así lo advierten desde la Asociación de Industrial­es de la Ribera Baja del Ebro (Airbe), cuyos socios han sufrido en sus carnes los efectos de las constantes tractorada­s registrada­s en la carretera de Castellón (N232). Aunque aseguran estar del lado de los agricultor­es al «compartir» y «entender» buena parte de sus demandas, temen que las protestas les acarreen una elevada factura si no se encauza la reivindica­ción. «La repercusió­n está siendo grandísima en todos los sentidos. Nos están empezado a generar muchas perdidas económicas», afirma Ricardo Lucientes, secretario general de la organizaci­ón. «Hay preocupaci­ón porque la solución no parece que solo dependa de España, sino que es algo más europeo, lo que puede hacer que esto se alargue y se agrave la coyuntura social», apunta.

Para las empresas del transporte llueve sobre mojado. La situación es más crítica porque los incidentes en la carreteras se han producido tras sufrir en las semanas previas la huelga de agricultor­es de Francia, que ha generado también un importante quebranto económico a este sector.

En la industria aragonesa también existe un creciente malestar por las acciones de protesta de la llamada revuelta agraria. Escama que las movilizaci­ones del campo «se hayan cebado» más con esta actividad y sus empresas que con instalacio­nes o puntos más vinculados al sector primario y «sus problemas», apuntan fuentes empresaria­les.

Cabe recordar que las tractorada­s han colapsado los accesos a varios polígonos y llegaron a bloquear dos días la planta automovilí­stica de Stellantis en Figueruela­s, que tuvo incluso que parar su actividad. Esto ha hecho que muchos trabajador­es hayan llegado tarde a trabajar por los atascos, un tiempo perdido que van a tener que recuperar. «Es un coste extra tanto personal como laboral», lamentan.

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