El Periódico Aragón

Acribillad­os a triples

El Casademont Zaragoza sucumbe ante los 18 aciertos del Lenovo pese a una gran actuación

- RAQUEL MACHÍN ZARAGOZA

Anotar 100 puntos en casa y no ganar no es algo muy habitual, como tampoco lo es estar en disposició­n de llevarse la victoria cuando tu rival anota nueve triples más que tú. Pues ambas cosas le ocurrieron ayer al Casademont frente al Lenovo Tenerife (100-106) en un partido espectacul­ar en el que el conjunto aragonés sobrevivió al extraordin­ario acierto de su rival, en el que remontó quince puntos, en el que tuvo hasta tres oportunida­des en la misma jugada para empatar en el último minuto, pero en el que acabó sucumbiend­o ante los 18 triples del rival. Tuvo mucho mérito el partido del Casademont pero se quedó con la miel en los labios.

El acierto desde la línea de tres del Tenerife marcó toda la primera parte. El conjunto de Txus Vidorreta logró así sus doce primeros puntos del partido y terminó el primer cuarto con seis anotados en ocho intentos, lo que le permitió ir mandando en el marcador ante un Casademont sin amenaza exterior y al que le costaba mucho superar la defensa tinerfeña. El acierto visitante no era producto de una mala defensa local, sino de esas rachas que hacen que un jugador vea el aro como una piscina. Además, el equipo aragonés se llevó un susto con un golpe de Bell-Haynes que le hizo marcharse al vestuario, aunque afortunada­mente pudo volver.

Ahí comenzó el enfado de los aficionado­s con los árbitros porque no señalaron nada, después pararon el partido cuando el Casademont anotaba y al revisar solo le dejaron tres segundos para atacar al conjunto aragonés. En cualquier caso, el Lenovo Tenerife continuó a lo suyo. Si los triples le permitiero­n llevarse el primer parcial (18-24) más de lo mismo sucedió en el segundo,

que también empezó con un gran acierto visitante. Esta vez con una diferencia, jugadores como Abromaitis tiraban muy liberados y la zona que planteó el Casademont solo sirvió para liberarles aún más.

El conjunto aragonés encontró su única vía fiable de anotación en Mencía y en los tiros libres. Así y con alguna carrera al final del segundo cuarto consiguió el Casademont mantener el duelo vivo al descanso (44-53) a pesar de que el Tenerife seguía desesperan­do al personal con su prodigioso acierto desde el triple (12/19 al descanso). La duda estaba en si el Lenovo sería capaz de mantener esos porcentaje­s hasta el final.

Lo que ocurrió al inicio del tercer cuarto es que el Casademont tocó a rebato y salió a morder en

defensa. Eso le permitió recuperar balones y correr, y así pudo ir poco a poco remontando la diferencia hasta darle la vuelta en solo seis minutos (64-63). El Lenovo ya no tenía tanto acierto de tres, pero respiraba con varios dos más uno seguidos que impedían al Casademont despegar. El partido cambió completame­nte, con el conjunto aragonés en disposició­n de pelearle al Tenerife.

No cambió el enfado de la grada con los colegiados, también de Fisac, que se llevó una técnica por pedir falta sobre McFadden. Aun así, el conjunto aragonés consiguió llegar al parcial definitivo en disposició­n de discutirle el triunfo al Lenovo a pesar de que la calidad de Marcelinho dio un respiro a los visitantes justo al final del cuarto (73-78).

El último parcial fue una gran demostraci­ón de amor propio del Casademont, que no bajó los brazos aun cuando parecía imposible, cuando el Tenerife volvió a recuperar el acierto de tres para acercarse al récord de la Liga. El equipo aragonés igualó en intensidad y acierto, aunque no desde el 6,75, anotando diez canastas de dos más que el Tenerife. Incluso desperdici­ó hasta tres lanzamient­os de tres en una misma jugada para empatar el partido en el último minuto y el acierto de Fitipaldo (26 puntos con 5/6 en triples) terminó de decidir un partido que el aficionado en la grada disfrutó y sufrió a partes iguales. El Casademont pudo dar un paso adelante pero se topó con los triples del Tenerife para quedarse con nueve victorias en la clasificac­ión.

 ?? JAIME GALINDO ?? Sulejmanov­ic pelea un balón con Diop y Doornekamp, durante el partido de ayer.
JAIME GALINDO Sulejmanov­ic pelea un balón con Diop y Doornekamp, durante el partido de ayer.

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