El auge de las fuerzas populistas prorrusas inquieta en la UE
Los sondeos auguran una subida de los ultras cercanos a Putin en los comicios de junio Algunos eurodiputados reclaman herramientas para luchar contra las injerencias del Kremlin
EMoscú intenta «desestabilizar los sistemas liberales porque tiene miedo a la democracia», dice David McAllister
s un goteo constante de revelaciones que provocan estupor entre los dirigentes de la Unión Europea (UE). Hace unos días, la web de investigación The Insider confirmó que dirigentes del partido ultraderechista italiano La Liga habían debatido en 2019 con un agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso en un hotel moscovita un opaco esquema financiero para apuntalar las maltrechas finanzas de la formación de Matteo Salvini. Apenas una semana antes, la misma publicación desvelaba que el ayudante ucraniano de un parlamentario del Bundestag alemán afiliado al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) era en realidad un agente de la inteligencia rusa. La posibilidad de que fuerzas populistas situadas en los extremos del abanico ideológico, ya sean próximas al Kremlin o fuertemente infiltradas por operativos de inteligencia de Rusia, incrementen su representación en el Parlamento Europeo tras las próximas elecciones europeas de junio inquieta sobremanera en Bruselas.
La reunión celebrada entre representantes de La Liga y funcionarios rusos ya se conocía. La novedad reside en la confirmación del perfil de uno de los asistentes, un miembro del aparato de inteligencia ruso. Se trata de Andrei Járchenko, según The Insider agente del denominado Quinto Servicio del FSB, el departamento que habría coordinado durante décadas las acciones de la eurodiputada letona prorrusa Tatjana Zdanoka, y que llevó a cabo actividades de polarización en Ucrania, tanto durante la revolución de Maidán como en el periodo previo a la invasión. De acuerdo con la publicación, esta sección del aparato de inteligencia ruso tiene como mandato «desestabilizar a las democracias en el exterior».
/ TERMINALES DE INFLUENCIA En la Eurocámara, La Liga comparte grupo con otras formaciones que han mostrado apoyo a las tesis del Kremlin o han sido señaladas como receptoras de financiación de Moscú. La mencionada AfD, la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen o el Partido de la Libertad de Austria han encontrado acomodo en la facción Identidad y Democracia, a la cual la gran mayoría de sondeos atribuyen un importante incremento de escaños ante la nueva
legislatura. AfD ya ha planteado la propuesta de abandonar la UE.
«Cuando una persona se hace un selfi con una camiseta con el rostro de Putin en la plaza Roja de Moscú, o es un tonto útil o está recibiendo beneficios de alguna forma del Kremlin; ahora vemos cuáles eran los beneficios», reacciona, en referencia a Salvini, Rasa Jukneviciené, exministra de Defensa de Lituania y vicepresidenta del Partido Popular Europeo (PPE). Admite que de momento carece de «respuestas claras» para poner coto a estas terminales de influencia rusa en Europa, aunque insiste en que el arma más poderosa es el conocimiento: «Hay que exponerlos, la gente debe saber».
El periodismo de investigación es una de los mecanismos más efectivos contra las amenazas híbridas y está recibiendo importantes apoyos legislativos de la Eurocámara para realizar su labor de forma protegida y al abrigo de querellas judiciales abusivas. No obstante, Jukneviciené admite que la UE debería apuntalar su defensa, no solo en el ámbito del Ejército, sino también en el de este tipo de agresiones menos visibles: «Quizá sea necesario
dotar a alguien con potentes herramientas y capacidades de investigación, trabajando apoyado y en coordinación con los servicios de inteligencia de los países».
David McAllister, compañero de filas en el PPE y presidente de la comisión de Exteriores, comparte el análisis de Jukneviciené. «Tenemos que dejar claro a los rusos que sabemos lo que están haciendo», asegura el eurodiputado, antes de apostillar: «Solo intentan desestabilizar los sistemas liberales porque en realidad tienen miedo a la democracia».
La injerencia del Kremlin, en opinión de Jukneviciené, no se materializa únicamente a través de fuerzas políticas populistas afines. «La exportación más poderosa del Kremlin es la corrupción», sostiene y cita como caso más emblemático el del excanciller alemán Gerhard Schröder, amigo de Vladímir Putin, presidente de la empresa subsidiaria alemana de Gazprom, exmiembro del consejo de administración en la petrolera Rosneft y artífice del proyecto Nord Stream 2, el gasoducto que unía Rusia con Alemania evitando Ucrania y que nunca llegó a funcionar.