Isla de Arousa
La experiencia lectora nos dice que muy bien podría ser que los mejores libros de viajes no sean necesariamente los que nos transportan a lugares lejanos, incluso remotos, en clave de descubrimientos o aventuras, sino aquellos otros que nos aproximan e invitan a descubrir con una nueva mirada realidades más próximas, pero desconocidas por nosotros, precisamente por tenerlas delante.
Sería el caso, por ejemplo, de La isla de Arousa, un maravilloso libro que acaba de nacer a la edición ilustrado por hermosos dibujos de Marielle Durand y firmado por la aragonesa María José Gracia Lacal. Su magia visual y narrativa nos traslada a la pequeña isla del título, situada en las rías gallegas. Un reducido pero hipnótico pedazo de tierra rodeado por el mar y, desde hace muchísimo tiempo, envuelto en historias y leyendas.
Gracia Lacal –así se firma nuestra autora–, se acerca a la realidad de Arousa con el espíritu abierto, con la filosofía inquieta e inocente del viajero que aspira a describir paisajes dejándose llevar por su primera impresión, no condicionada ni adulterada por los estudios previos ni por las reflexiones posteriores.
Además de con esa acertada actitud, la escritora lo hace con un estilo curiosamente mimetizado con el espíritu del paisaje. Por ese reflejo sencillo, transparente, cuajado de sinceridad, los textos de Gracia Lacal, como un mar de palabras suavemente iluminado al levantarse la niebla, se proyectan a una altura literaria pareja a la evocación la de la propia isla. Asimismo la descripción de los personajes con que se irá topando abundará en la relación de elementos muy diferenciados entre sí, aportando contraste y colorido a una narración que, en cuanto a contenidos, sí respetará la tradición clásica, informativa, del género de viajes.
Ricas en historia, las costas de Arousa han visto pasar a vikingos y romanos, fondear barcos de Napoleón o alzarse la bandera de su independencia (en 1934 tuvo lugar un increíble episodio, protagonizado por los vecinos, que se declararon en República). Muchos de esos jalones son recordados por Gracia Lacal, quedando para el pincel de Marielle Durand los atardeceres, los barcos mejilloneros, los puertos, el mar y el cielo de Isla de Arousa... Una belleza.
Arousa ha visto pasar a vikingos y romanos, fondear barcos de Napoleón o alzarse la bandera de su independencia