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Los vecinos del barrio zaragozano reclaman una rehabilitación del entorno «Los que la lían son los de siempre», dice un residente
La tranquilidad reina en la calle de Ramón Pignatelli de Zaragoza. Son las 10.00 horas en una zona que dos noches atrás fue el epicentro de una reyerta que dejó dos detenidos. La mayoría de vecinos descansan en sus casas o se han marchado a trabajar. Excepto Juan, vecino del barrio del Gancho desde hace más de 40 años, quien ha salido a pasear «como cada mañana», confirma.
En su recorrido por la estrecha calle va lamentando el estado en el que se ha quedado todo. Latas, botellas y restos de basura llenan la acera. De varios balcones cuelgan carteles donde se pueden leer demandas como Por un barrio rehabilitado y habitado, o Calles dignas ya. A lo largo de la calle otros tantos panfletos reivindicativos cuelgan de las verjas de negocios cerrados hace tiempo atrás. En uno de los carteles se pedía el apoyo vecinal para una cacerolada con el fin de protestar ante la violencia que afecta a la zona. «Los que la lían son los de siempre y no nos hacen ni caso», reclama Juan. Porque, tal y como lo explica el zaragozano, «somos un 99% de familias humildes frente a un 1% que hace mucho ruido y mucho mal».
Explica que la situación es como si se te cayera un litro de leche en unas baldosas negras, «solo es un litro pero la mancha es lo que llama la atención». La mayoría de comercios tienen la persiana echada, «están cerrados a cal y a canto desde hace años», señala este vecino. Solo un local se pone en marcha a estas horas, un sexshop frente a uno de los edificios okupados.
El Casco Histórico encabeza el ranquin de incidencia por okupación de toda la ciudad. Lo señaló el servicio de asesoramiento jurídico mediante un balance de la okupación que sufre la ciudad. Desde 2020, esta zona de Zaragoza ha registrado un total de 66 casos por okupación, lo que equivale a un 20,75% de toda la capital de Aragón. «Es ahí de donde vienen muchos de nuestros problemas de seguridad», señala Juan. Aunque dice que a él nunca le ha pasado nada.
Muchos de los vecinos de la zona defienden que, a pesar de las problemáticas que provocan algunos, «vivir aquí tiene muchas ventajas», explica una trabajadora de la zona. Añade que, por ejemplo, «estás en pleno centro de la ciudad». Aun
que, «es verdad que tienes que tener cuidado por donde pasas a determinadas horas». La dueña explica que su establecimiento solo abre por las mañanas, pero eso no ha evitado que «en alguna que otra ocasión hayamos visto cómo atracan a algún joven que salía de la discoteca Oasis», asegura.
«En general hay muy buen ambiente vecinal», aseguran dos trabajadores del museo del Fuego y los Bomberos. De hecho, en la propia calle Pignatelli, los rostros de varios de los habitantes de la zona cuelgan de un lateral del museo para visibilizar «la cara buena del barrio», explican. Algo que, frente a los grafitis y la basura que se acumula en las aceras, ha permanecido intacto.