Confirmada la condena a Sarkozy por financiación electoral ilegal
El expresidente francés no irá a la cárcel pese a sumar ya cuatro penas
Día de la Marmota en la Justicia francesa. El Tribunal de Apelación de París condenó ayer a un año de prisión (con seis meses firmes y otros tantos con cumplimiento condicional) al expresidente francés Nicolas Sarkozy por el gasto excesivo en su campaña presidencial de 2012. Es la cuarta vez que los jueces pronuncian una sentencia con un castigo penal para el mandatario conservador, quien llevó las riendas del país vecino entre 2007 y 2012 y está implicado en múltiples casos de corrupción.
Después de que en mayo del año pasado ya lo condenaran en segunda instancia por el caso de las escuchas judiciales, los magistrados han confirmado esta vez la pena por el affaire Bygmalion. Con este veredicto, Sarkozy se convierte en el primer expresidente condenado dos veces en segunda instancia en la historia de la Quinbautizada ta República francesa. Aunque la sentencia incluye seis meses de prisión firme, Sarkozy no será encarcelado. Sus abogados han anunciado que la recurrirán y que el caso se juzgará por tercera vez en el equivalente galo del Tribunal Supremo.
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FACTURAS FALSAS El caso Bygmalion hace referencia a una trama de facturas falsas para desviar una parte significativa del gasto de su candidatura en 2012 hacia las cuentas de su partido, la Unión del Movimiento Popular (UMP, re
Los Republicanos en 2014). Así se quería evitar que la Comisión Electoral se diera cuenta de que Sarkozy y su equipo gastaron 42,7 millones de euros –el tope legal era de 22,5 millones– en una campaña espectacular con grandes mítines, al estilo estadounidense. Las facturas fueron troceadas y falsificadas por la empresa de comunicación Bygmalion, que organizaba los mítines.
«El Tribunal de Apelación de París acaba de confirmar que no se trata del caso Bygmalion, sino del caso de las cuentas electorales de Nicolas Sarkozy», destacó el abogado Patrick Maisonneuve, de la parte civil, al salir de la sala de audiencias. A diferencia de sus colaboradores y los dirigentes de Bygmalion, al expresidente no locondenan por las facturas falsas, sino por haber sobrepasado el tope legal en el gasto electoral.