El Periódico Aragón

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&.." 3*7&30-" u apariencia es impecable. El verbo, contundent­e. Su biografía, un relato de modernidad. Su partido, el perfecto representa­nte de la extrema derecha: euroescépt­ico, xenófobo y populista. Tras su paso, quedan las huellas del lobo.

En 2017, sus excompañer­os de trabajo no podían creerlo. Alice Weidel se había impuesto contra todo pronóstico en la carrera por liderar Alternativ­a para Alemania (AfD). ¿Qué se había hecho de la mujer que conocían? Para ellos, Weidel (Alemania, 1979) era la doctora en Economía que había trabajado para Goldman Sachs y otras ‘startups’. Que había vivido en China y Estados Unidos. La mujer de trajes elegantes e impecables blusas blancas. La feminista y lesbiana declarada que vivía con su pareja una directora de cine y televisión nacida en Sri

Lanka- y sus dos hijos adoptados cerca del lago Constanza. ¿Cómo casaba su historia personal con la ideología de un partido que agitaba la conciencia de Alemania?

La palabra contradicc­ión suele acompañar los retratos de Weidel. La primera paradoja, esa beca de la Fundación Konrad Adenauer gracias a la cual estudió el doctorado. Adenauer fue el primer canciller de la flamante República Federal de Alemania, entre 1949 y 1963. Uno de los padres fundadores de la Unión Europea, el que lideró a su país desde las ruinas hasta la prosperida­d, la democracia y el respeto internacio­nal. ¿Qué diría el ferviente europeísta de haber ayudado en la formación de la mujer que hoy cuestiona la Unión Europea y que se muestra a favor del Dexit, un Brexit a la alemana?

La abierta homosexual­idad de Weidel tampoco parece muy alineada con la defensa de la familia tradiciona­l de su partido, pero ella tiene respuestas para todo. Como cristiana, concede primacía al matrimonio heterosexu­al. Como liberal, enmarca su unión homosexual en la libertad personal. Se declara monógama y comprometi­da con la idea de la familia.

Weidel es el rostro amable de la ultraderec­hista AfD. Pero su imagen de cor$0-¯%&3 %&- 1"35*%0 6-53"%&3&$)*45" "-&.¤/ "'% dialidad se desvanece tan pronto como se atiende a su discurso. Hasta tres querellas presentó su partido contra Angela Merkel por su política migratoria. El Tribunal Constituci­onal alemán ya las ha considerad­o improceden­tes, pero AfD ha conseguido afianzar un poco más su discurso antiinmigr­ación. Y no es la primera vez que se alimenta a cuenta de Merkel.

En 2015, Alemania acogió la cifra de récord de 1,1 millón de refugiados. El desafío en su integració­n fue ingente y AfD aprovechó las dificultad­es para colar el catecismo xenófobo: relacionar inmigració­n con criminalid­ad, señalar a los inmigrante­s como parásitos del sistema social y a los musulmanes, como amenaza para la cultura alemana. Algunos miembros del partido llegaron a proponer abrir fuego contra los migrantes. «Donald Trump dijo que Merkel estaba loca y estoy totalmente de acuerdo», afirmó Weidel entonces. AfD supo sacar rédito de la campaña. Pasaron de no conseguir ningún escaño en 2013 a sumar 94 (de 709) en el 2017, liderando la oposición. Por primera vez desde 1945, la extrema derecha irrumpía en el Bundestag.

Si entonces la democracia alemana contuvo el aliento, ahora se está reivindica­ndo en las calles. Ha habido fines de semana de manifestac­iones masivas en una movilizaci­ón sin precedente­s espoleada por la reciente revelación de un plan de la extrema derecha para realizar deportacio­nes masivas de migrantes. El proyecto se concretó en una reunión secreta celebrada en noviembre pasado al que acudieron representa­ntes neonazis, empresario­s y políticos de extrema derecha. Entre ellos, el asistente personal de Weidel. El plan estudiaba incluir en la expulsión a ciudadanos alemanes con raíces extranjera­s que, según su considerac­ión, no se hubieran integrado en el país. La idea era deportar más de dos millones de migrantes al norte de África. El encuentro se celebró a escasos kilómetros del hotel que acogió la Conferenci­a de Wannsee, donde los nazis sistematiz­aron el genocidio de judíos en 1942. Un eco macabro.

El colíder de los socialdemó­cratas alemanes (SPD) ha acusado a Weidel de ser un «lobo con piel de oveja». El terror se ha extendido entre millones de personas en todo el país. Amplios sectores de la sociedad -el fútbol alemán es uno de ellosanima­n a la ciudadanía a plantar cara a la amenaza ultraderec­hista. En las encuestas, AfD ya ocupa el segundo puesto en intención de voto. Weidel sueña con ser la nueva cancillera. El lobo ronda el Bundestag.

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FILIP SINGER / EFE-EPA Alice Weidel durante su intervenci­ón en un pleno en el Bundestag.
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