El grito de Tomás Alarcón
El chileno regresa a La Romareda, donde tuvo un gris paso, convertido en fijo en el ‘Efesé’
Le ha costado a Tomás Alarcón encontrar su sitio en España, pero lo ha conseguido en el Cartagena, donde el grito de su fútbol, de su capacidad física y su orden táctico en el medio, el que mostró en el O’Higgins, le abrió la internacionalidad absoluta con Chile en 12 ocasiones y la comparación con Gary Medel, por fin se escucha alto y claro. El Cádiz pagó en 2021 dos millones de euros por el 80 % de su pase y sobre todo con Sergio González apenas tuvo oportunidades para que en diciembre de 2022 se acordara una cesión sin opción de compra al Real Zaragoza de frustrante resultado y con regreso hoy a La Romareda con los colores del Efesé. En el Cartagena, con Julián Calero después del breve paso de Víctor Sánchez, se ha hecho omnipresente en un claro crecimiento en todas las facetas, también la mental, acumulando 15 partidos seguidos en el once con la excepción de su sanción ante el Sporting por ciclo de tarjetas.
«En los dos clubs que he estado no he podido aprovechar mis oportunidades. No se dio como esperaba, pasaron muchas circunstancias», decía Alarcón el pasado verano en su país antes de regresar a un Cádiz en el que sabía que no iba a tener sitio con Sergio, mucho más tras su gris paso por Zaragoza. No lo tuvo y, en el tramo final del mercado, se acordó su cesión al Cartagena sin opción de compra.
Con anterioridad, el Zaragoza cerró su cesión justo antes de abrirse el mercado de enero y de la llegada de Cordero, aunque fue una decisión en la que el director deportivo, que terminaba de perfilar su salida del Tenerife, asumió toda la responsabilidad. Y es que el medio chileno llegó con la bendición en la sombra de Cordero y con los elogios absolutos de Escribá, que aseguró que ya lo quiso fichar para el Elche, en una medular en la que había saturación.
La roja en Gijón a los 7 minutos tras una dura entrada a Queipo le lastró y cambió su paso. «Mi versión no es ni cercana a lo que puedo dar», dijo en marzo. Escribá le dio una nueva oportunidad ante el Albacete, condición que se mantuvo contra el Levante y después de que el entrenador dijera en la víspera que era «de los mejores profesionales que he entrenado». Ese día, con un exceso de revoluciones tras ver una amarilla al principio, tuvo que ser relevado antes del descanso. Una lesión en el gemelo terminó por complicar su tramo final de temporada, donde solo dejó alguna muestra de su fuerte carácter en el banquillo antes de irse sin pena ni gloria.