La alcaldesa y los ríos
El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza, con su alcaldesa, Natalia Chueca, al frente, ha apostado por un nuevo e integral tratamiento del río Huerva a su paso por la ciudad. Se trata de una magnífica idea. De llevarse pronto y eficazmente a cabo, podría cambiar y mejorar sustancialmente el mapa urbano, embelleciéndolo y haciéndolo más atractivo y moderno.
Una de las características primordiales de la capital del Ebro reside en que, además de este cauce y el del mencionado Huerva, acoge otras dos corrientes de agua: el río Gállego y el Canal Imperial. ¿Cuántas grandes ciudades conocemos con cuatro caudales de este calibre y trascendencia? Muy pocas. En España, ninguna.
Debido a su mágica confluencia, los ríos de Zaragoza bien podrían inspirar a la alcaldesa Chueca, y al consistorio en su conjunto, una política integral en torno al agua, sus usos, su disfrute estético, el mantenimiento de sus caudales y riberas, conservación, depuración... Alzándose dicho proyecto como la base de una política municipal exclusiva, y tal vez hegemónica, en cuanto a la concepción, tratamiento y proyección de su riqueza hídrica.
Con la Expo se avanzó, y mucho, en esa dirección. El legado de aquella cita internacional ha ido tomando forma, creando activos, abriendo espacios (mentales, también). Pero queda mucho trabajo por hacer, si es que Zaragoza –que no lo sé– pretende erigirse en líder en una materia, universal donde las haya, de la que el zaragozano es afortunado propietario: el agua.
Todo hace indicar que el plan del Huerva volverá a impulsar esa línea de trabajo. Al menos, apunta hacia ello. Pero, para que la operación sea redonda y tenga todavía más futuro, por encima de sus planeadas reformas, espacios lúdicos, paseos, depuradoras o puentes debería flotar esa filosofía integral y ecológica del agua como bien preciado a conservar gracias a su reparto y uso inteligente, a su sostenibilidad. Una visión cosmopolita agrandaría objetivos, ampliando el posible abanico de sus beneficios a otros sectores económicos –el turismo, sin ir más lejos– y ofreciendo al futuro de los zaragozanos nuevas y ricas posibilidades. Los ríos... ¿Para qué buscar más lejos?
Por su mágica influencia, los cuatro ríos podrían inspirar una política integral del agua