El espectáculo de la sinrazón
La política está cruzando límites que no deberían permitirse por un ‘todo vale’ con víctimas que no merecen sufrir ese juego sucio
LNolasco llama inculto al ministro que afea hacer apología de un franquismo que es referente para Vox
a política está cruzando límites que nunca debería rebasar y empieza a convertirse en una guerra en la que todo vale y en la que el fin justifica los medios aunque no tiene muchas veces razón de ser. Es un sinsentido que la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso responda a las críticas sobre su gestión en las residencias durante la pandemia, y a las 7.291 muertes registradas, con que, total, iban a morir igual... O que en Aragón se justifique la derogación de una ley como la de memoria democrática con el argumento de que era ideológica y que pretendía abrir heridas cuando es exactamente lo que provoca la decisión de PP, Vox y PAR. Curiosa posición la del Partido Aragonés, a ver cómo lo explica en ese medio rural turolense donde tiene su principal caladero de votos. El franquismo quiso enterrar para siempre muchas de las vidas que segó por ideología y ahora va a resultar que esas heridas se curan antes con la derogación que con la digna reparación que llevan décadas esperando esas familias rotas.
Y mientras tanto, la extrema derecha entretenida en ese salseo de insultar a un ministro, esta vez al de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, por lamentar esa derogación. «Inculto e ignorante» le llamó el vicepresidente de Aragón, Alejandro Nolasco, que, al más puro estilo de Vox con la supresión de Periferias o recortes a la ayuda a la cooperación, primero golpea y luego se recrea con discursos que suenan a burla. El canario, al margen de ser socialista, solo les había afeado que hicieran «apología del franquismo», música para los oídos de la ultraderecha, ¿no? Legítima mayoría en las Cortes para suprimir la ley y legítima crítica de quienes no piensan lo mismo, faltaría más, como para recurrir a las armas (aunque sea de forma verbal) a las primeras de cambio. Qué ganas de ver el futuro museo de la guerra civil en Teruel... Depende de esta DGA, a ver qué pasa y las prisas que se dan en hacerlo.
Al vicepresidente no le salva eso que decía su compañero en el Gobierno, Ángel Samper, de que «yo no soy político», cuando se bajó del despacho para alentar la protesta agraria. Como todos los demás, le faltó decir. Esa militancia, la suya, la tiene muy clara, pero no se ha dado cuenta de que es incompatible con un puesto de responsabilidad, representación y, sobre todo, de gestión como el que ahora ostenta. Quien tiene la llave no puede romper la cerradura. Y la DGA también tiene parte en este entuerto: se llaman ayudas directas al campo y lo prometieron en campaña. Ni créditos blandos ni duros, ayudas a quienes se asoman al abismo.
Pero la línea roja no es esta, sino que se venga arriba la supuesta portavoz de esta marea del campo independiente de los sindicatos, Lola Guzmán, para gritarle «pocos os mató la ETA» a la Policía Nacional... Hace falta ser desalmada, con lo que ha llorado este país con el terrorismo... Condena firme y rotunda, sin ambages. Eso es lo que debería hacer la política. Y no mirar a qué partido vota esta energúmena para saber cómo actuar. Quizá eso ha servido para que muchos agricultores se hayan visto en el papel de rehenes y se hayan desinflado las protestas en Aragón y otras comunidades. Porque Vox no lidera su reivindicación, se ha adueñado de ella por la fuerza para intentar ocupar un espacio político que anda tiempo buscando.
Y para colmo, lo ocurrido con la CARTV, la tele pública, y su directora, Raquel Fuertes, que ahora resulta que tampoco va a tener derecho a coger una excedencia forzosa de su puesto de funcionaria, conseguido en una oposición, y tiene que dejar su cargo pese a que las Cortes la nombraron para ese puesto. De confianza, sí, pero también de responsabilidad y se supone que por su valía profesional. Ya veremos cómo termina este lío. Quizá nos empezamos a acostumbrar demasiado a ese todo vale en el que ya meten a los profesionales, no solo a los periodistas, a este espectáculo de la sinrazón. No se me olvida lo ocurrido en el Diario de Teruel, mandar a la calle al que era su director, Chema López Juderías, y luego con algún cargo público afirmando que no todo lo que publican es verdad... Y luego que peligra la democracia y la libertad. Vaya tela.