El fenómeno ‘OT’ va más allá de la música y de la fama
Dos aragoneses aspiran a ganar hoy el concurso que es un reflejo de la sociedad actual La diversidad sexual o los trastornos de salud han hecho empatizar más al público
El fenómeno fan que ha despertado la nueva edición de Operación Triunfo, cuya final se celebra esta noche y en la que hay dos aragoneses con opciones de ganar (Juanjo Bona y Naiara), va más allá de lo musical esta vez. El programa, que mantiene la esencia de ser una academia de formación en la que 16 concursantes conviven durante tres meses, poco o nada se parece a aquel que dio a conocer a David Bisbal, Rosa, David Bustamante o Chenoa (presentadora de la actual edición).
OT sigue siendo música y los expertos dicen que este grupo de triunfitos es uno de los más talentosos de la historia, pero el programa ha evolucionado conforme lo ha hecho la sociedad. Los participantes son un reflejo de su entorno en todos los sentidos y ahí está la clave de la conexión que el público ha tenido con ellos. El nuevo formato (emitido en Prime Vídeo –de pago– y con un canal 24 horas en YouTube) ofrece clases musicales, ensayos y galas con expulsados, pero también incluye a los concursantes en una dinámica de charlas sobre diversidad sexual, diferentes trastornos (hay dos concursantes que padecen TDH), bullying, buena alimentación o actividad deportiva. Eso ha llevado a los más jóvenes y también a algún adulto a empatizar con los concursantes, que a pesar de ser grabados se muestran con mucha naturalidad en una convivencia en la que también han surgido relaciones sentimentales.
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SIN TABÚES La gran diversidad y la exposición «sin tabúes» de temas históricamente silenciados en este tipo de shows televisivos son, por tanto, las claves que han propiciado la popularidad del programa este año. «Sin la diversidad, a día de hoy, es imposible llegar a un amplio público», asegura Diego Gastón, sociólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza.
Los más jóvenes quieren sentirse identificados con sus ídolos, a quienes ven a través de las pantallas y ahí radica parte de lo que se conoce como el fenómeno fan. «En las series, por ejemplo, sobre todo en las que tienen un gran tirón mediático, siempre nos identificamos con uno de los personajes», asevera Gastón.
Según el experto, si en Operación Triunfo los concursantes solo fueran del colectivo LGTBI, «entonces el público sería homogéneo y el fenómeno fan se daría, en su mayoría, entre este sector» porque serían los que más se identificarían con las estrellas televisivas.
Pero, ¿qué es tendencia y qué no en la actualidad? Según Gastón, la barrera de la fama se ha difuminado a lo largo del siglo XXI y ello se debe a que la digitalización y los avances tecnológicos han propiciado un cambio en los medios de consumo. «Antes era la propia televisión la que marcaba quién era una estrella y quién no, porque todos veíamos los mismos programas en la tele, que era el único canal de entretenimiento masivo y simultáneo propiamente hablando», explica.
Sin embargo, con la aparición de las redes sociales, «ahora cualquiera puede ser famoso porque llegar al público es mucho más fácil y siempre va a haber un grupo de gente que se sienta identificada con esa persona», añade.
Diego Gastón SOCIÓLOGO UNIV. DE ZARAGOZA «Sin diversidad, a día de hoy es imposible poder llegar a un público amplio»
«Ahora cualquiera puede ser famoso porque llegar a la audiencia es mucho más fácil»
DIGITAL$ DEMOCRATIZACIÓN Ahí llegamos a la segunda de las claves del fenómeno OT esta temporada: las redes sociales. Prime Video es de pago, pero el programa ha sobrepasado esa barrera con los menores (la cuenta la tiene que pagar un adulto) mediante el móvil porque cada concursante tiene una cuenta de Instagram y Tiktok nada más empezar el concurso, aunque no tienen internet. Algún responsable de producción del programa gestiona sus perfiles que siguen millones de seguidores para ver fotos del interior de la academia y de escenas cotidianas.
Además de las ventajas de estas herramientas para alcanzar seguidores, «debemos tener en cuenta la democratización de lo que se considera o no influencer», dice Gastón. Lo que antaño se veía desde el salón de los hogares entre padres, madres e hijos, «donde había una segmentación más plana de lo que se mostraba y con unos horarios y una limitación en su difusión», ahora se reproduce continuamente a través de las pantallas de los móviles.
Precisamente de la difusión y de la democratización digital de la opinión pública surge la parte negativa de este fenómeno y que también está en las redes: el hate (comentarios negativos). Ese alcance a un público tan amplio conlleva a variedad de opiniones.
Por otro lado, el uso de un lenguaje juvenil totalmente nuevo también ha conectado con los adolescentes. Un colectivo que ha movilizado como nunca en este OT a los diferentes fandom (grupos de fanáticos por un artista) durante estos meses para salvar a uno u otro concursante. En el caso de los aragoneses Juanjo y Naiara, esa explosión de seguidores la pudieron comprobar en la firma de discos de hace un mes en Zaragoza. El motivo de llegar a llorar por ver a sus ídolos o por no tener la opción de hacerlo, «tiene que ver por la continua exposición de estos nuevos canales, que ahora los televisan las 24 horas del día y les convierten en parte de nuestra familia», expone Gastón.
música y la academia que al final es lo importante y la base del programa», incide.
Los concursantes están tres meses incomunicados, sin acceso a las redes ni la posibilidad de contactar con sus familias –salvo en ocasiones especiales como Navidad o las firmas– y, «si al salir se encuentran todos esos mensajes de odio puede ser muy duro para ellos», asegura Bona. En el caso de su hijo, «no me preocupa en exceso, porque cuando lo vi en la firma de Zaragoza me encontré con un Juanjo nuevo, mucho más maduro y ni siquiera quiso preguntar por nada de esto», asegura.
A los familiares a veces les ha resultado complicado lidiar con el odio hacia sus hijos. En el caso de Nieves Arregui, la madre de Juanjo, junto a otros padres y madres de los concursantes lanzaron un mensaje en las redes sociales donde pedían que se pusiera fin al odio hacia los jóvenes. «Como a todas las madres, lo que más me duele es ver lo que se está diciendo de mi hijo y nuestra familia. Nos llena de dolor ver cómo se incita al odio gratuitamente y sin ningún tipo de empatía», se podía leer en el mensaje de Nieves.
En el caso de Ana Aznar, la madre de Naiara, niega que le haya afectado este odio virtual. «La verdad es que he preferido no hacerle mucho caso a todo eso. Yo estoy muy orgullosa de mi hija y creo que tiene un talento increíble, al igual que Juanjo. Los mañicos me encantan, son lo más», declara Ana a este diario. Ella, a pesar de tener redes sociales, explica que ha preferido hacerle caso a los mensajes de amor y cariño que ha recibido sobre su hija. «Me han hablado del mundo entero y ver que la quieren tanto es algo precioso e increíble, que no te acabas de creer», asegura.
Ahora, ambas familias esperan con ganas a que, en la final de hoy, «alguno de los mañicos» traiga el premio gordo consigo a Aragón.
«Lo que más duele es ver lo que se dice de mi hijo», dice la madre de Juanjo