Horas bajas
La popularidad de Velázquez, gran parte de la plantilla e incluso Cordero, en su peor momento
La dolorosa derrota del pasado viernes ante un Cartagena en inferioridad no fue una más. El sonoro bofetón escuece de lo lindo en un zaragocismo que volvió a ser testigo de la incapacidad del Real Zaragoza para aferrarse de una vez a algo más que a la mediocridad en la que lleva instalado desde hace más de una década. Y, lejos de sanar o acaso cicatrizar, la herida no deja de sangrar por culpa de un equipo incapaz de ganar a un rival con diez durante casi una hora cuando tenía a tiro acercarse a menos de un partido del playoff.
El Zaragoza fracasó otra vez cuando lo tenía todo de cara y no había ni excusas ni justificaciones posibles. Y eso ha provocado que la popularidad de entrenador y jugadores se encuentre ahora bajo mínimos o, al menos, en su momento más bajo desde hace tiempo. También, seguramente, la del director deportivo, Juan Carlos Cordero, elevado a los altares tras lo que generalmente se consideró un gran trabajo veraniego, pero al que el mercado invernal se le ha
atragantado tanto como los partidos a un equipo que ha ganado solo cuatro de los últimos 22 de Liga. Una ruina.
Los dos últimos, saldados ambos con derrota (ante el Eibar por la mínima en Ipurua y la debacle frente a un Cartagena en racha pero inmerso de lleno en la lucha por la supervivencia), han situado a Velázquez en una incómoda posición. El técnico pucelano, con el que el Zaragoza solo había perdido un encuentro antes de viajar a Eibar, fue, seguramente, la figura que salió peor parada del sofocón del pasado viernes. Estaba claro que su insistencia, también en casa, en ese sistema de tres centrales que condicionó e incluso varió lo inicialmente previsto en lo que a adquisiciones en enero se refiere, tendría validez y garantía hasta que llegaran las derrotas. Pues ya están aquí, así que el debate se ha instalado con fuerza acerca de la conveniencia de seguir una senda que ha dejado de parecer segura.
Velázquez ha perdido, asimismo, el comodín que le otorgaba la solvencia como local de un equipo que perdió esa condición en el peor momento y cuando menos
debía frente a un adversario menor y en inferioridad. La insistencia en determinados jugadores y el olvido de otros, entre ellos los canteranos del filial, reducen algo más la figura de un entrenador cuya lectura del partido ante el Cartagena dejó mucho que desear.
Ese debilitamiento de la figura del técnico afecta, por fuerza, a la del director deportivo que lo fichó. De igual modo, el concurso de fichajes llamados a marcar la diferencia y que están rindiendo muy por debajo de sus posibilidades también está erosionando a Cordero, el mejor zaragocista del verano y aglutinador de ovaciones en pretemporada. La elección del relevo de Escribá y un mercado invernal del todo insuficiente y marcado por la falta de un atacante y los vaivenes en la toma de decisiones, han provocado que broten dudas en torno a la gran apuesta del club hace algo más de un año. En ese escenario, Raúl Sanllehí, director general del Real Zaragoza, también se ve afectado.
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LA PLANTILLA Pero los focos, de igual modo, señalan directamente a una plantilla en la que muy pocos efectivos están cumpliendo. Especialmente significativo es el pobre rendimiento de jugadores clave hacia cuya contratación se destinaron numerosos esfuerzos y recursos. Y, sin duda, la parcela peor parada es una delantera que ni funcionó con Escribá ni lo está haciendo con Velázquez. Entre Azón, Enrich y Bakis (los tres delanteros centros de la primera plantilla) apenas suman dos tantos (ambos del canterano) cuando ya se han recorrido 27 etapas de una competición que se aproxima a su fase decisiva.
Tal es la sequía y tan severos los problemas en la generación y finalización que al turco, ausente durante tres meses por lesión, se le espera como agua de mayo con la esperanza de que el de antes de la lesión no fuera él. Sus doce tantos (dos de penalti) en el Andorra, le otorgan cierto aval para confiar en una redención que sigue sin llegar en el caso de Enrich, aún incapaz de perforar el marco contrario en los 500 minutos que ha estado sobre el campo.
Vallejo ha hecho dos tantos (los mismos que Azón en la mitad de minutos) pero el andaluz, que solo ha jugado cuatro partidos seguidos como titular una vez a lo largo del curso y fue hace cuatro meses, sigue a años luz de lo que se esperaba de él. Otros fichajes de relumbrón (Moya o Marc) tampoco se acercan a su mejor versión.
Al menos, el grave problema en la portería ha quedado resuelto con la llegada de Badía. Ahí, Rebollo y sobre todo Poussin también han quedado señalados. Del mismo modo, pilares básicos en las últimas campañas (Jair), han pagado su bajo rendimiento con un banquillo del que no se despegan jugadores del filial a los que Velázquez sigue sin considerar más allá de algún minuto residual (Vaquero) en partidos puntuales. Serán los efectos del sopapo, pero ahora mismo todo parece encaminado a otro curso para olvidar.
El técnico fue, seguramente, el peor parado de la grave caída del viernes