Domingo de resurrección
El Casademont arrolla al Girona tras un descanso al que llegó tras haber anotado solo 10 puntos
Tres tiros de los 25 que intentó el Casademont a lo largo del primer tiempo acabaron en canasta. El desastroso porcentaje abocó al equipo aragonés a marcharse al descanso con solo diez puntos en el zurrón y doce de desventaja sobre un Girona que cuando enfiló el camino al vestuario no era consciente de lo que se le venía encima. Porque el Casademont que salió del túnel fue otro. Cantero leyó la cartilla a las suyas, mandó aplicar una zona letal y el marcador se fue apretando hasta darle la vuelta por obra y gracia de Mariona Ortiz, la rasmia en estado puro.
Fue una resurrección en toda regla de un equipo desconocido en los dos primeros cuartos y arrollador en los dos siguientes, cuando, con un parcial de 28-50 tras el descanso, pasó por encima de un cuadro local incapaz de frenar el vendaval en el que se convirtió un Casademont que se reencuentra con la competición del mejor modo posible a la espera de la trascendental cita europea del miércoles en Turquía.
La primera parte ocupa ya un lugar de honor en el museo de los horrores. El Casademont, desconocido e inoperante, apenas fue capaz de anotar tres canastas en juego entre los dos cuartos y se retiró al vestuario con apenas 10 puntos en su casillero, lo que supone, con seguridad, uno de los peores registros desde que se fabrican canastas.
El desastre fue mayúsculo. El Girona se empleó a fondo en defensa, sí, sobre todo encima de una Mariona Ortiz que nunca estuvo cómoda, pero es que el Casademont fracasó en cada una de las búsquedas de una vía alternativa. Tan negro vio el panorama Cantero que se vio obligado a recurrir a Fiebich, visiblemente mermada,
en busca de un acierto ofensivo inexistente. Pero ni la alemana ni Pointer, que entró en juego mediado el primer cuarto, aportaron la inspiración pretendida.
Desde la primera canasta en juego (de Diallo en el tercer minuto) hasta la segunda (de Gedolf al minuto y medio del segundo cuarto) pasaron casi nueve minutos, lo que subraya el colosal desacierto de un Casademont que, como casi siempre, defendía bien, pero que era un horror cuando pasaba el centro de la cancha.
El 10-5 del primer cuarto es elocuente. Claro que no fueron mucho mejores los diez minutos siguientes. De hecho, todo fue a peor. El Girona se fue creciendo ante el recital de fallos de su oponente, que no lograría su tercera y última canasta en juego antes del descanso hasta el minuto 15 a través de Ortiz. El 22-10 con el que ambos equipos se retiraron a un vestuario en el que hacía un rato estaba Vega Gimeno como consecuencia de un golpe en el ojo, obligaba al Casademont a espabilar.
Y vaya si lo hizo. La reacción comenzó mediado el tercer cuarto y con Mariona y Fiebich como artífices. Los triples de la catalana y un 0-9 de parcial advertían al Uni Girona de que lo peor estaba por llegar (37-31 al final del tercer cuarto).
Y así fue. Cuatro puntos seguidos de Fiebich metieron el miedo en el cuerpo a las catalanas y al Casademont en el partido. Pero fueron los providenciales triples de Holesinska y, sobre todo, la magistral dirección y los galones de Mariona los que cimentaron una remontada que parecía inviable. La checa y Fiebich prepararon el terreno para que la maestría y la rasmia de Mariona completaran la gesta a falta de cinco minutos para la conclusión (44-46). Para entonces, el Casademont era ya tan imparable como entregado un Uni Girona al que la zona se le hacía bola.
Mariona, Diallo y un triple definitivo de Holesinska dejaban claro a las locales que no se puede frenar un huracán.