Lógica perversa
Cómo calificar si no de «lógica perversa» el caso de Suecia, país hasta hace poco «no alineado», pero que pidió el ingreso en la OTAN como garantía frente a Rusia? El país nórdico, que llevaba desde 1814 sin participar en guerra alguna y al que el Kremlin , que uno sepa, no había amenazado, advierte ahora a los ciudadanos de que deben prepararse para una guerra con Rusia. Micael Byden, comandante supremo de sus Fuerzas Armadas, aconseja a todos los suecos que se preparen desde ahora «mentalmente» para un eventual conflicto militar con el poderoso vecino. De ahí que hayan aumentado últimamente las consultas de los ciudadanos al mapa de refugios antiatómicos del país, algo que el Kremlin califica de «paranoia». Pero no sólo Suecia, sino también los Gobiernos de Berlín y Varsovia hablan de la posibilidad de una guerra con la Rusia de Vladimir Putin si no ahora, sí dentro de pocos años. Tanto Finlandia como Suecia decidieron renunciar a su histórica neutralidad y solicitar el ingreso en la Alianza Atlántica como reacción inmediata a la invasión rusa de Ucrania. La última vez que Suecia se enfrentó militarmente a Rusia fue a finales del siglo XVIII, cuando Gustavo III atacó por razones internas al país vecino tras formar una alianza con el Imperio otomano.
El monarca sueco no logró, sin embargo, el apoyo de otras potencias europeas como Gran Bretaña, Países Bajos y Prusia y fracasó en su intento de instigar un golpe de Estado contra la zarina Catalina II.
Suecia era en cualquier caso hasta ahora uno de los pocos países europeos en optar por la neutralidad activa. Tras su renuncia y la de Finlandia ese estatus, sólo quedan ya Irlanda, Austria, Malta y Suiza. La anterior primera ministra sueca, la conservadora Magdalena Andersson, solicitó el ingreso de su país en la Alianza con el argumento de que la invasión rusa de Ucrania amenazaba «el orden de seguridad europeo».
Y, tal era su razonamiento, Suecia sería así el único país del Báltico no miembro de esa organización militar, lo que le volvía especialmente vulnerable a las presiones rusas. En realidad, hace tiempo que Suecia renunció de facto a su neutralidad ya que ha estado prestando
ayuda militar a la Ucrania de Volodímir Zelenski.
Desde que solicitó el ingreso, Suecia ha doblado prácticamente su presupuesto militar para satisfacción de la OTAN. Al mismo tiempo ha firmado acuerdos con Washington que permitirán a las Fuerzas Armadas de la superpotencia operar libremente en su territorio. La entrada de Suecia y Finlandia en la Alianza Atlántica es sobre todo un éxito para el complejo militar industrial de EEUU.
Al igual que los países ya miembros de la OTAN, tendrán que comprar a Boeing, Lockheed Martin y demás gigantes del sector armamentista nuevas armas que sustituyan a las que han enviado a Ucrania. Y de eso sobre todo se trata.