Feijóo da por confirmado su liderazgo tras el triunfo del 18F
La Moncloa replica al popular que los comicios no fueron un plebiscito El Gobierno recuerda al gallego que aún es el «líder de la oposición»
El PP sigue todavía en una nube de euforia total por haber ganado las elecciones en Galicia con la quinta mayoría absoluta consecutiva, un triunfo que va a permitir a Alberto Núñez Feijóo asentar su liderazgo en el partido. El líder de los populares convocó ayer a todos sus barones y dirigentes autonómicos en la sede nacional y hasta la puerta del edificio bajó para recibir a su sucesor en la Xunta, Alfonso Rueda.
Como han hecho en otras ocasiones, los populares organizaron un pasillo para dar la bienvenida al flamante ganador. Cogidos de la mano, Rueda y Feijóo compitieron en alegría y el líder del PP a punto estuvo de ponerse a bailar una muñeira. Ya dentro de la reunión, en la parte abierta a los medios de comunicación, Feijóo analizó el resultado gallego como una clara advertencia a Pedro Sánchez y sus alianzas con los independentistas. «Si querían que las elecciones gallegas fueran un plebiscito sobre mi liderazgo, ahí tienen el resultado del plebiscito, y si querían que Galicia validase su modelo, ahí tienen el fracaso rotundo del modelo sanchista», proclamó. El PP obtuvo 40 escaños el domingo; el PSOE, 9, y Sumar, en coalición con Sánchez en la Moncloa, no obtuvo ningún diputado. Los socialistas y el partido de la vicepresidenta Yolanda Díaz no han llegado al 16% de los votos, subrayó Feijóo.
El jefe de los populares, que se reivindicó como líder ante los suyos después de una recta final muy complicada para él, volvió a hablar de «las peores artes de la maquinaria del sanchismo» durante la campaña, mirando de nuevo a las revelaciones de más de una docena de medios de comunicación sobre el cambio de posición de la dirección nacional con respecto a la amnistía y los indultos condicionados. «La izquierda fía su suerte a decir que en el PP somos con ellos. Su argumento estrella ha sido que somos capaces de pensar lo que ellos hacen. Mienten sobre lo que decimos, mienten sobre lo que hacemos, y hasta sobre lo que supuestamente pensamos», advirtió.
En el otro lado, el Gobierno sigue la estela del PSOE para alejar cualquier lectura en clave nacional. La debacle de los socialistas y la resistencia del PP debe interpretarse, según se esfuerzan en subrayar desde la Moncloa, «en clave estrictamente territorial». «No es ninguna segunda vuelta de nada», respondió la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, a Feijóo. Además, recordó que «el presidente del Gobierno sigue siendo Pedro Sánchez y el líder de la oposición Feijóo. Esto ni ha cambiado ni va a cambiar».
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EN LOS MÁRGENES DEL PSOE Un ministro socialista con responsabilidades en la dirección descarga la presión sobre el PP. Según apuntan, tras las elecciones generales en las que el PP no logró sumar con Vox para poder gobernar, «quienes se someten a reválidas son ellos». En esta línea, destaca la tranquilidad que hay en Ferraz, como así habría transmitido el presidente del Gobierno y líder del PSOE en la ejecutiva del lunes. Ni la debacle ni las críticas internas, encabezadas por el presidente del Castilla-La Mancha, provocarán un viraje en sus alianzas. De hecho, la propia vicepresidenta primera y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, situó ayer al barón manchego en los márgenes del PSOE: «Uno debe saber qué camiseta lleva cuando juega su equipo». Durante una entrevista en la Cadena Ser, Montero, censuró que le resultaba «incomprensible» el análisis del líder de los socialistas en Castilla-La Mancha. Emiliano García-Page se felicitó porque el BNG no cogobernase la Xunta con los socialistas porque supondría una «legitimación de la amnistía» y que el ganador sería «Puigdemont».