Las tractoradas se quedan a las puertas de la capital aragonesa
Los ‘espontáneos’ colapsaron ayer varias vías de la provincia, pero no lograron alcanzar Zaragoza Carreteras como la A-2, a la altura de La Almunia, o la A-23, en Villanueva, sufrieron cortes intermitentes
Agricultores y ganaderos volvieron a tomar las carreteras aragonesas ayer por decimosexto día consecutivo. Más de dos semanas en las que, con sus más y sus menos, una parte importante del sector primario de Aragón ha llevado a la opinión pública y política una serie de reivindicaciones que, subrayan, son «independientes» de partidos y organizaciones y que, en cualquier caso, no tienen visos de detenerse a corto plazo.
«No nos conformamos con migajas», decía Jaime, un ganadero de las Cinco Villas, a este diario desde la A-23, a la altura de Villanueva de Gállego, donde habían aparcado más de un centenar de tractores procedentes de la comarca para bloquear la autovía a pie, ante la imposibilidad de continuar su ruta hasta Zaragoza, provincia que copó todas las miradas del día, ya que en Huesca y Teruel apenas se registraron incidencias.
El objetivo de ayer, con todo, era lograr sitiar y colapsar la capital aragonesa, pero los protestantes se toparon con la negativa de la Guardia Civil, quien detuvo las diferentes movilizaciones a las puertas de la ciudad. Desde dentro de las marchas había quien aseguraba que tanto la benemérita como la Delegación del Gobierno de Aragón «se echaban la pelota de unos a otros» a la hora de asumir la negativa, pero el caso es que, sea por lo que fuere, las tractoradas no alcanzaron el entorno urbano de Zaragoza.
Pese a ello, la jornada empezó desde bien temprano, con unas primeras retenciones que afectaron a las inmediaciones de Saica (El Burgo de Ebro), en la N-232, en ambos sentidos. Poco después llegaron los primeros cortes intermitentes en la A-2, cerca de La Almunia de Doña Godina, y en los accesos a la A-68 y a la AP-68 a la altura de Magallón. Al filo del mediodía ya había tres carreteras cortadas totalmente, la A-68, a la altura de Mallén, y la N-122 y A127, también a la altura de Magallón, y la papelera Saica sufría escenas de colapso a sus puertas, como previa a las retenciones que se vivieron poco después en la A-68 entre El Burgo de Ebro y La Cartuja.
Una mañana que fue intensa en varios puntos, con mayor o menor connivencia con la Guardia Civil, como quedó patente en la A2, a la altura de La Almunia, donde durante toda la mañana se estuvieron llevando a cabo cortes intermitentes, consensuados con los agentes, que cambiaban de ca
La Guardia Civil impidió a los agricultores y ganaderos adentrarse en el entorno urbano de la ciudad
«Vamos a seguir con las protestas porque estamos como el primer día», decía uno de los manifestantes
rril cada 45 minutos. Los agricultores de Valdejalón, Campo de Cariñena y el Aranda se habían desplazado hasta el lugar a primera hora, para reunirse en la rotonda del Mesón de la Ribera, y estuvieron hasta la tarde haciendo turnos para poder compaginar sus labores del campo, que no cesan, con sus reivindicaciones. Un punto en el que se llegaron a juntar casi 300 personas y más de 80 tractores.
«Vamos a seguir con las protestas porque estamos como el primer día. Nada de lo que nos han dicho desde el Gobierno de Aragón ni desde la Delegación del Gobierno soluciona nuestros problemas», comentaba a EL PERIÓDICO Lucio Aguarón, agricultor de Calatorao de 27 años.
En el caso de Villanueva de Gállego, los manifestantes no consiguieron acceder a la autovía con sus tractores y, tras tirar abajo la valla que colindaba con la calzada, cortaron a pie la carretera en sentido Zaragoza. Tras algún momento que otro de tensión, en los que la Guardia Civil no se mostraba por la labor de dejar pasar a los agricultores, la situación fue calmándose y comenzaron a alternar
los cortes en ambos sentidos, acción que se ha vuelto un clásico en estas protestas.
Fue en uno de esos momentos más calmados cuando Jaime, ganadero cincovillés, reconocía a este diario que había ido «sin dormir» a la movilización. «Esta noche he estado cargando pollos de una a seis, y a las ocho estaba ya viniendo con el tractor. Cuando volvamos, tendré que ir a la granja a sacar el estiércol y mañana empezar a fregar, y así hasta la siguiente movilización», aseguraba, para después añadir que «si hay que venir de empalmada como hoy (por ayer), se viene, porque hay que aprovechar la unión del sector».
En ese sentido, desde su posición ganadera, Jaime alegaba problemáticas como la intención de las administraciones de reducir las plazas en las granjas, lo que, señalaba, «supondría la ruina». Por su parte, Fabio, un agricultor de Magallón, incidía en la «competencia desleal» con terceros países: «Están trayendo artículos de fuera con costes muy baratos, y los nuestros no pueden salir a mercado. Algunos de ellos usan productos que aquí llevan prohibidos 30 años». En su caso, las movilizaciones
en el entorno de la A68 y la AP-68 llegaron a su punto álgido a media mañana, cuando lograron colapsar los accesos a la autovía y la autopista en dirección a Zaragoza.
Posteriormente, a eso de las 14.00 horas, la columna de tractores que se había reunido a la altura de Magallón, procedente de Tauste y varios pueblos de la Ribera Alta, Campo de Borja y Tarazona, comenzó a desplazarse dirección Zaragoza, con el objetivo de acercarse «lo máximo posible». Un máximo que llegó a su fin a la altura de Pinseque, donde los manifestantes tuvieron que darse la vuelta, ante la imposibilidad de adentrarse en la capital aragonesa por la negativa de la autoridad.
Una situación parecida a la vivida por los tractoristas procedentes de las Cinco Villas, que habían aparcado frente al centro logístico de Alcampo en Villanueva de Gállego, quienes, en torno a las 17.00 horas, decidieron volver hacia sus localidades por el mismo motivo, por una A-2 que, por cierto, también sufrió cortes en otros puntos como en Villadoz, a 90 kilómetros de la zona afectada por los tractores cincovilleses.