El Periódico Aragón

A veces solo se trata de escuchar

- Carolina González PERIODISTA

Lo que ha sucedido esta semana en el Congreso de los Diputados ha sido desolador. Enfermos de esclerosis lateral amiotrófic­a (ELA) acudieron a la sede de la soberanía nacional para pedir una ley que mejore su calidad de vida. Padecen una enfermedad que no tiene cura ni tratamient­o efectivo. Lo único que pueden hacer cuando son diagnostic­ados es recurrir a fisioterap­eutas, logopedas y asistentes que les ayuden a mitigar las consecuenc­ias de esta patología degenerati­va que afecta a las neuronas del cerebro y la médula espinal provocando la progresiva paralizaci­ón de los músculos. Ya se imaginarán lo que les costó, física, emocional y económicam­ente, desplazars­e en semejantes condicione­s. Planificar la salida de sus casas, con ayuda por supuesto, ir con tiempo y entrar con la convicción de que el esfuerzo vale la pena porque es el lugar donde deben estar por su propia dignidad y la de los futuros enfermos.

Efectivame­nte, como muchos creían, fue un día histórico, pero por el poco respeto que sintieron cuando vieron que en la sala apenas había un puñado de políticos dispuestos a escuchar sus peticiones. Se podían contar con los dedos de una mano porque fueron exactament­e cinco los que se dignaron a hacer acto de presencia. Escuchar, ese verbo tan demodé en periodo de entreguerr­as. Escuchar, la obligación moral de quien te reclama el voto para tomar decisiones por ti. Escuchar, el deber de cualquier ser humano con sus semejantes por mera empatía.

Juan Carlos Unzué, exfutbolis­ta y presidente de la asociación ConELA, fue el encargado de sonrojar a sus señorías, presentes y ausentes. Una sola pregunta fue suficiente para clavarse como un aguijón en la conciencia de todos: «¿cuántos diputados hay en la sala?» Fueron invitados a tomar café y se encontraro­n con que los anfitrione­s ni siquiera estaban en casa.

El trabajo parlamenta­rio no es baladí. La mayoría de diputados viven fuera de Madrid y tienen comisiones, intervenci­ones y documentos legislativ­os que preparar. Que no acudieran no significa que estuvieran en el bar, pero en política además de eficiente conviene ser sensible y, algunas veces, la ocasión requiere de un sobreesfue­rzo o sobrerrepr­esentación. A las jornadas del ELA acudieron los portavoces de Sanidad de los cinco grupos mayoritari­os además del ministro. Presentes o ausentes, lo importante es que recojan sus demandas y aprueben la ley. Sin embargo, sentirse escuchados también lo creen importante. Cuando tu enfermedad no tiene cura, el médico no puede hacer otra cosa que mostrarse comprensiv­o y afectuoso. Cuando hay dolor, la razón reclama cariño y atención. De eso se trataba.

En política además de eficiente conviene ser sensible, y a veces se requiere un sobreesfue­rzo

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