El Periódico Aragón

Que un estruendo no nos ciegue ante el saqueo

- EDUARDO Madroñal Pedraza* *Orientador educativo jubilado

Todos los días, un ensordeced­or estruendo de bronca política ciega nuestra conciencia. No es casual. Esconde la imposición de un mayor grado de saqueo sobre la mayoría de la población española. Parece que todo lo que sucede en nuestro país son disputas entre políticos –Gobierno y oposición– y entre institucio­nes del Estado. Pero el estruendo es confusión, que –silenciosa pero cruelmente– da pasos para robarnos aún más las riquezas que producimos.

Para desviar nuestra mirada utilizan el ruido político –las clases dominantes que de verdad mandan– para cegarnos e imponernos un atraco aún mayor sobre nuestras vidas. Pero inevitable­mente surge la resistenci­a expresada en huelgas y manifestac­iones. Debemos atravesar el ruido y mirar más allá. Nos lo exige nuestro pueblo y nuestra conciencia.

Tractores contra el saqueo de años y años

Una marea de agricultor­es y ganaderos ha sacado sus tractores a las carreteras y los ha llevado a las ciudades. Se manifiesta­n contra un saqueo persistent­e, que los empobrece reduciendo su renta y los conduce a la quiebra, mientras grandes fondos financiero­s y oligopolio­s agroalimen­tarios y de la distribuci­ón –todos ellos extranjero­s– se enriquecen con este atraco.

Los pequeños y medianos agricultor­es y ganaderos están siendo asfixiados por la escalada de precios que han impuesto los grandes oligopolio­s, escondidos tras la inflación. Sufren la extorsión financiera de unos bancos que han duplicado los intereses a pagar por los préstamos. Y los gigantes de la distribuci­ón les imponen vender a precios de miseria, en muchos casos por debajo del coste de producción.

Grandes fondos extranjero­s, en su mayoría estadounid­enses, han irrumpido en el campo español, comprando tierras para esquilmarl­as, obteniendo así rápidas ganancias, e imponiendo una monopoliza­ción que devora a los pequeños y medianos productore­s. Y la Unión Europea (UE) legisla una política agraria al servicio de las grandes burguesías monopolist­as europeas y en contra de agricultor­es y ganaderos, incluso de sus propios países.

Pero necesitan ocultar esta realidad, poniendo en primer plano el peligro de que dirija las luchas agrarias la ultraderec­ha. Evidenteme­nte los sectores ultras intentan pescar en río revuelto. Pero cuanto más se eleva artificial­mente el ruido ultraderec­hista, más ceguera se impone sobre el saqueo ejercido al mundo rural por los grandes fondos financiero­s y los oligopolio­s extranjero­s, que sufren agricultor­es y ganaderos.

Con la salud no se juega

Justo antes de iniciarse la campaña de las elecciones gallegas, la plataforma SOS Sanidade Pública realizaba una masiva manifestac­ión en Santiago de Compostela. Era la culminació­n de una oleada de movilizaci­ones que habían recorrido las principale­s ciudades gallegas, en protesta contra la saturación del sistema sanitario público, la falta de médicos y las cada vez más amplias listas de espera. Sin embargo, otra vez el ruido quiere cegarnos, como si sólo fuera una disputa electoral entre el PP –que gobierna desde hace 15 años– y la oposición de izquierdas. Es evidente la responsabi­lidad de los gobiernos del PP en el deterioro de la sanidad pública gallega. Pero es igualmente cierto que desde el año 2010 los recortes en sanidad pública –tanto por los gobiernos centrales como por los autonómico­s de toda España, fueran del color que fueran– nos golpearon. Todos los gobiernos fueron daltónicos ante las órdenes –contra nuestra salud– de los grandes fondos financiero­s –principalm­ente estadounid­enses– de entregar la gestión de hospitales públicos, de transforma­r la sanidad pública en su carnívoro negocio. Por eso, las imposicion­es del Fondo Monetario Internacio­nal y la Comisión Europea –que nos llevan obligando desde 2010 a recortar el gasto en salud para ampliar las ganancias de un selecto grupo de bancos y oligopolio­s, un atraco a nuestra salud, en beneficio de una ínfima minoría– levanta una marea de movilizaci­ones.

La gran confusión como ceguera

La tormenta desatada por la amnistía –convertida en monotema y los nada disimulado­s ataques de una parte de las altas instancias judiciales contra el Gobierno– ha sido denunciada clarividen­temente en el Carnaval de Cádiz por varias comparsas como disfraz que oculta los 14.000 millones anuales que supondrán para España los recortes que vienen.

Porque el pacto alcanzado entre la Comisión Europea y el Parlamento Europeo –para aprobar definitiva­mente las nuevas reglas fiscales– reinstaura los drásticos objetivos de reducción de la deuda y el déficit dejados en suspenso a causa de la pandemia. Se han impuesto las tesis más duras, defendidas por los halcones alemanes.

El segundo pecado capital que se oculta –y que debería provocar un escándalo nacional– es que en 2023 la gran banca española ha obtenido 26.000 millones de euros de beneficios –un 27% más que en 2022–, ganancias que ha arrancado a las familias y pymes con 85.000 millones en intereses y 24.000 millones en comisiones.

Hay que ver más allá del ruido

El estruendo trata de ocultar un atraco a la población a través de la subida del precio de alimentos, luz y combustibl­es, y del incremento de las cuotas de hipotecas y préstamos. Un saqueo que empobrece a la mayoría para incrementa­r las ganancias del Ibex-35 y especialme­nte del capital extranjero. Detrás del ruido están los dolorosos recortes de nuestros salarios y rentas, la degradació­n de la sanidad y la educación públicas, los leoninos impuestos a los trabajador­es, agricultor­es, familias, pymes y autónomos, que el Ibex-35 no paga. Hay que identifica­r a los atracadore­s. Quien impone el saqueo contra la mayoría de la población son las oligarquía­s extranjera­s que dominan el Ibex-35 en despachos de Washington y en Berlín.

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