Sánchez reafirma su apuesta por la colaboración con Marruecos
El presidente asegura tras verse con Mohamed VI en Rabat que «tenemos la mejor relación en décadas» El líder socialista da la amnistía por hecha y descarta cambiar de rumbo tras el batacazo en Galicia
Pedro Sánchez llevó ayer a cabo su quinto viaje a Marruecos, un desplazamiento de un día, guardado en secreto hasta el día anterior, en el que el presidente del Gobierno se reunió con el rey Mohamed VI y reafirmó su apuesta por la colaboración con el país norteafricano. «Tenemos la mejor relación en décadas», señaló Sánchez durante una comparecencia posterior. Convencido de que España no puede permitirse excesivos roces con Marruecos debido a la situación de Ceuta y Melilla y a su exposición a las crisis migratorias, el Gobierno saca pecho de la fortaleza de sus actuales vínculos con la monarquía alauí.
En abril de 2022, hace poco menos de dos años, ambos países firmaron un nuevo marco, la llamada hoja de ruta, que sentó las bases de su cooperación en materia migratoria, de seguridad, conexiones marítimas, espacios aéreos o intercambios comerciales. En un movimiento que provocó un profundo malestar en Unidas Podemos, entonces socio del Gobierno de coalición con el PSOE, el documento también dejaba claro que para España la posición marroquí sobre el Sáhara Occidental era «la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo». Esa posición no ha cambiado. «El Gobierno de España se reafirma», explicó Sánchez.
/ PRIMER SOCIO COMERCIAL Desde entonces, los lazos son cada vez más estrechos. España es ya el primer socio comercial de Marruecos. Y Marruecos, el tercero de España fuera de la UE, solo por detrás de EEUU y el Reino Unido. El comercio bilateral entre ambos países fue en 2022 de más de 20.000 millones de euros. Sigue aumentando, a falta de la apertura de las aduanas en Ceuta y Melilla, un asunto que según el Gobierno está muy avanzado. «Por la parte española está todo hecho. Espero que pronto podamos tener avances significativos», insistió el líder socialista.
Acompañado del ministro de
Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, Sánchez aterrizó en Rabat poco antes del mediodía. Primero, mantuvo un encuentro de más de dos horas con el primer ministro, Aziz Ajanuch, en el que abordaron los proyectos de infraestructuras que necesita Marruecos para albergar el Mundial de fútbol de 2030 junto a España y Portugal y repasaron «la magnífica cooperación y coordinación en todos los ámbitos de la seguridad como la lucha contra el terroris
mo y las redes de migración irregular y de tráfico de seres humanos», según la Moncloa.
Más tarde, el presidente fue recibido en audiencia por el rey Mohamed VI. No es habitual que el monarca se reúna con líderes europeos, explican los colaboradores de Sánchez, y el año pasado, durante la reunión de alto nivel que celebraron ambos gobiernos en la capital marroquí, el jefe del Ejecutivo no mantuvo un encuentro de este tipo, algo que deslució en parte la cumbre, al encontrarse Mohamed VI de vacaciones en Gabón.
Previamente a su reunión con el monarca, en un encuentro informal con periodistas durante el vuelo que le llevó a Rabat, el presidente confió en agotar la legislatura, cuatro días después del enorme descalabro socialista en Galicia, al pasar de 14 a 9 diputados y no lograr desbancar al PP de la Xunta. Incluso con la amnistía pendiendo de un hilo por los recelos de Junts, Sánchez se mostró tranquilo: «La legislatura durará hasta 2027. Tengo todo el tiempo del mundo para tramitar iniciativas».
Pero ese amplio espacio temporal del que presume el líder socialista depende de que se apruebe la ley de la medida de gracia, que el partido de Carles Puigdemont rechaza en su redacción actual, al considerar que el expresidente de la Generalitat, investigado por terrorismo en el caso del Tsunami Democràtic, no queda lo suficientemente protegido frente a la ofensiva de jueces como Manuel García-Castellón, de la Audiencia Nacional. Sin ella, puede decaer todo, empezando por los Presupuestos Generales del Estado, ya que los siete escaños de Junts resultan indispensables en cada una de las iniciativas. El límite para que los socialistas, que cuentan aquí con el apoyo de ERC, y los posconvergentes lleguen a un acuerdo en el Congreso de los Diputados termina el próximo 7 de marzo, tras la aprobación de una prórroga de 15 días por parte de la Mesa de la Cámara baja.
Sánchez no tiene ninguna duda. El carpetazo judicial al procés, aseguró, saldrá adelante. El jefe del Ejecutivo evitó dar cualquier detalle sobre la negociación, más allá de insistir en que la ley no incluirá el terrorismo y la alta traición entre los delitos susceptibles de ser amnistiados, porque algo así va en contra de los convenios europeos y sería tumbado con toda probabilidad por el Tribunal Constitucional. Pero no descartó contrapartidas a Junts que vayan más allá de la propia ley.
«Es importante trasladar mi convicción que esa importante ley para la superación de todo lo que aconteció en 2017 desde el punto de vista judicial sea constitucional y tenga todas las garantías jurídicas», dijo el líder socialista, horas más tarde, durante una comparecencia tras entrevistarse con el rey Mohamed VI. Frente a las tesis de Junts, Sánchez insistió en que la norma, tal y como está, «cubre todos los supuestos, toda la casuística que involucró a cientos de personas».
A partir de aquí, Sánchez no proyecta ningún cambio en el rumbo del Gobierno. Todo seguirá como hasta ahora, subrayó el presidente.
«La legislatura durará hasta 2027. Tengo todo el tiempo del mundo para tramitar iniciativas», afirma Sánchez