El Periódico Aragón

El cuarto límite salarial y la exigencia con el Zaragoza

- Sergio Pérez REDACTOR JEFE DE DEPORTES DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Julio Velázquez es el decimosépt­imo entrenador del Real Zaragoza en esta eterna etapa en Segunda División. Esta semana cumple tres meses al frente del equipo. Ha dirigido once jornadas con un balance de 14 puntos de 33 posibles, menos de la mitad. Desglosado queda así: tres victorias (todas en casa, ante el Leganés, el Andorra y el Sporting de Gijón), cinco empates y tres derrotas, las dos últimas consecutiv­as, en Eibar y contra el Cartagena en La Romareda frente a diez y de mala manera.

Velázquez recogió el equipo a cinco puntos del playoff de ascenso y ahora lo tiene a seis. A él hay que atribuirle el mérito de frenar en seco la caída que describía el Real Zaragoza cuando lo heredó y ese ligero repunte que luego dibujó. Ahí se ha quedado de momento. En la recta final de febrero, con ya solo 15 jornadas por delante, que parecen muchas pero que no lo son tanto, el técnico castellano atraviesa su coyuntura más delicada porque da la impresión de que su propuesta ha comenzado a griparse para alcanzar un objetivo tan ambicioso, una de las seis primeras posiciones, lo que reclamó el presidente Mas, y que necesitará pronto un plus, una certera vuelta de tuerca, si no quiere descolgars­e de ese sueño.

Al campeonato le restan 45 puntos por repartir y al ritmo que lleva el sexto clasificad­o hasta hoy, el último puesto de playoff cotizará a unos 65 puntos. Es decir, Velázquez deberá sumar alrededor de 29 de 45 para situar al Real Zaragoza en esos menesteres. En

su mano está dar un paso inmediato al frente y buscar la gloria a pecho descubiert­o, con valentía, desprender­se del traje más conservado­r y dejar de conformars­e con verlas venir. Las balas empiezan a agotarse.

Velázquez fue la primera elección de entrenador que realizó Juan Carlos Cordero.A Fran Escribá se lo encontró a su llegada, con todo lo que ello implicó. Incluso en este febrero templado, más primaveral que invernal, Julio está comproband­o lo frío que sopla el cierzo en esta ciudad. El entrenador tiene entre manos la plantilla con el cuarto límite salarial más alto de Segunda, dos puestos por encima de donde estaba al cierre del mercado veraniego: 10,7 millones de euros, solo por detrás del Elche, Valladolid y Eibar, según los datos oficiales de LaLiga. Una clasificac­ión que hay que matizar: no contempla las

exenciones con varios clubs.

En cualquier caso, el Real Zaragoza ya no es aquel equipo pobre de Segunda. Ahora no hay que exigirle porque sí. Ni por la historia ni por los títulos ni por la afición. Hay que exigirle de acuerdo a lo que lleva entre manos, que es una inversión económica realmente importante en la plantilla, de las más elevadas de la categoría. El equipo está, por lo tanto, desubicado y rindiendo por debajo de lo que debiera.

Estos días, Velázquez habrá empezado a sentir la presión que se siente en este banquillo tan peligroso y lo difícil que es entrenar en esta ciudad con una propuesta conservado­ra en cuanto dejas de ganar. También habrá visto ya cómo se mueven las viejas placas tectónicas que resisten debajo de La Romareda. Con todo ello hay que convivir para sobrevivir aquí. Remedio tiene. Se cura ganando.

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