La difícil facilidad de la vida cotidiana
Hay un secreto placer en ser testigo del diálogo que entablan dos personas cuya conversación es enriquecedora. Es lo que sucede leyendo los poemas que Ignacio Corral Tous ha recogido bajo el título de Cuadernos Carver, y ha tenido a bien editar Prames. En estas páginas el autor presenta sus poemas siempre acompañados al final por un fragmento de Raymond Carver que sirve como complemento del texto al que precede, desvelando una afinidad de perspectivas que potencia ambas voces.
Ambos autores saben de las corrientes subterráneas que animan las vidas de la gente, y que muchos incluso ignoran. Y los dos tienen un sólido pulso para escribir sobre ello, desentrañando una heroicidad trágica que no necesita de grandes decorados para mostrar, casi sin proponérselo, toda su grandeza. De Carver ya se sabe que fue un maestro de la contención expresiva que amplificaba la intensidad de lo corriente. En el caso de Ignacio Corral, sus versos poseen una difícil facilidad que hace que sus poemas se recorran disfrutando a la vez de su frescura y su elegancia.
Los versos despojados de efectismos de Cuadernos Carver son el vehículo ideal para las reflexiones de Ignacio Corral, que se fijan en el detalle cotidiano pero que lo amplifican hasta mostrar lo que el ojo puede perderse. En este sentido, es ineludible mencionar las ilustraciones que acompañan los poemas, fotografías de Enrique Radigales que también acentúan el enfoque de lo mínimo.
En algunos poemas Ignacio Corral desarrolla recuerdos de infancia o una historia vivida cuando era un niño. Tiene especial importancia la figura del padre, ya desaparecido pero muy presente, y con el que llega a establecer el doble vínculo que supone ser él mismo ahora padre. Otros poemas son de reflexión quizá más profunda, aunque todos están sustentados en situaciones cercanas y reconocibles, escritos por una persona que al final de la jornada cierra los ojos pensando que «después de todo / no ha ido tan mal el día».